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Una aproximación al electorado de Donald Trump

Cuando la candidata presidencial del Partido Demócrata Hillary Clinton dijo durante la campaña electoral del año 2016 que “la mitad de los seguidores de Trump pertenecen a una canasta de deplorables” no estaba haciendo más que evidenciar un profundo desprecio y odio de clase hacia parte de la Norteamérica profunda.

Una parte del país habitada por gente mayoritariamente blanca, conservadora, con poca educación, y de bajos recursos, que, por supuesto, votó masivamente a favor de Donald Trump, a quien veían y siguen viendo como a alguien cercano que la anquilosada clase política tradicional, que hablaba un lenguaje que ellos entendían, que no venía de una prestigiosa universidad de la Ivy League ni era excesivamente políticamente correcto.

A un granjero en Alabama o a un trabajador en Detroit cuya fábrica cerró no les importa a quien dicen que hay que votar Jay Z, Beyonce, Lena Dunham o Madonna, muchísimo menos maestros de la literatura contemporánea estadounidense como Richard Ford, Margaret Atwood o Stephen King, de quienes quizás jamás hayan escuchado sus nombres a pesar de que describen como nadie la vida de la Norteamérica profunda de la segunda mitad del Siglo XX de la cual ellos mismos son sus protagonistas, silenciados –cuando no despreciados y objetos de burla- por el establishment político y cultural pero protagonistas al fin.

Hillary Clinton es una abogada recibida en la prestigiosa universidad de Yale, que venía ejerciendo cargos públicos desde 1983 ya sea como primera dama, senadora o Secretaria de Estado, mientras que Donald Trump se presentaba y presenta como un “self-made man” que no tiene nada que ver con la elite política ni intelectual ni cultural de los Estados Unidos. Ese sector que representa muy bien al electorado en California, en New York, en Boston o en Seattle, pero que no tiene absolutamente nada que ver con el sur profundo del país.

Una clase media en decadencia

La clase media norteamericana, que en una época supo ser la más prospera del mundo en las últimas décadas fue perdiendo poder adquisitivo y como señalaba el FMI en 2016, uno de cada siete americanos vive en condiciones de pobreza y el 40% de los pobres está trabajando. Esto llevó a un fuerte resentimiento de la clase media baja blanca que vio en Trump y sus discursos acerca de cómo el Estado norteamericano los había abandonado una especie de salvador que venía a devolverles la grandeza que habían perdido, entendiendo el “Make América great again” como una interpelación a ellos, a “la verdadera América”, la misma América que les habían quitado “las minorías, los gays, los feministas, los negros, los hispanos, los liberales”. Es decir, todo lo que tenga que ver con el multiculturalismo y con las minorías.

La visión de Faulkner

El genial escritor originario del sur profundo de los Estados Unidos William Faulkner –quizás una de las prosas más importantes del Siglo XX–, en su obra habla de un personaje bastante similar a Donald Trump. Un hombre llamado Flem Snopes quien sin absolutamente ningún escrúpulo a la hora de buscar lo que quiere, alcanza el poder mediante métodos bastante cuestionables y representa a todo el sector del electorado norteamericano que en el sentido norteamericano para su época, también escribía con cariño a esos habitantes de la Norteamérica profunda, hombres y mujeres atados a tradiciones arcaicas, fanáticos de las armas y atemorizados por el avance irrefrenable de los tiempos modernos y la globalización imparable.

Lejos de todo sesgo paternalista o clasista, Faulkner prefería la compaña de esos seres humanos poco sofisticados, toscos, racistas y muchas veces violentos, que hoy, en general, constituyen una base fundamental del apoyo a Donald Trump, por sobre la de sus colegas académicos e ilustrados, despreciando muchas veces todo lo que tenía que ver con el establishment literario. Es por eso que es interesante traer a colación una frase que el escritor pronunció tras el linchamiento de Emmett Till –un joven negro de 14 años acusado de silbarle a una mujer blanca- durante los años 50:

“¿Merece sobrevivir este país?” William Faulkner

Los Estados Unidos han elegido y sostienen desde hace casi un año a un hombre con pronunciamientos claramente misóginos, racistas, homofóbicos, que desafían a las leyes de la lógica y del sentido común. Con tendencia a un uso irascible de las redes sociales y una conducta que bordea lo infantil hacia toda figura pública que se atreve a cuestionarlo, pero que representa a un sector muy importante y nada desestimable del pueblo de su país.

Por lo cual es necesario repensar el rol de la clase política y su falta de empatía con esas capas de la sociedad que también merecen representación, una representación razonable que les solucione sus problemas causados en parte por el avance de la globalización y en parte por la desconexión del establishment con la realidad. Solo así, tendremos una respuesta positiva a la pregunta que se hiciera William Faulkner hace casi 70 años.

Autor:

Gonzalo Fiore Viani: abogado, actualmente maestrando en relaciones internacionales en el Centro de Estudios Avanzados de la UNC y cursando la Edición II del Programa Lazos Comex para consultores en comercio internacional en la Facultad de Ciencias Económicas de la misma universidad. Actualmente se desempeña como coordinador de Grupos Asociativos de empresas y escribe para distintos medios académicos.

9 de octubre de 2017
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