
Por Alfonso Lorenzo De Olmos
Este año se cumplen 80 años de la victoria aliada sobre la Alemania Nazi. Fueron en los días 7 y 8 de Mayo de 1945 que las Fuerzas Aliadas y la Alemania Nacional Socialista firmaron las rendiciones incondicionales en los dos frentes europeos. Con ello, la Segunda Guerra Mundial se daba por terminada en toda Europa. Pero no le daría fin al conflicto armado que aún reinaba en Asia y el Pacífico.
El contexto previo a la victoria
Para Mayo de 1945, la guerra en Europa tenía casi todos sus frentes de batalla finalizados, con algunas excepciones. A su vez, tres líderes políticos importantes llegaron al final de sus vidas en el mes de Abril de maneras diferentes. El primero fue el presidente de los EE. UU, Franklin Delano Roosevelt, quien murió de una hemorragia cerebral, dentro de su retiro presidencial en Georgia, el día 12 de abril de 1945. Una vez anunciada su muerte, las hostilidades cesaron por apenas 3 días en los frentes de lucha de aquel entonces.
En el frente de Italia y los Balcanes, los partisanos lograron quebrar por dentro a las últimas líneas de defensas alemanas. El resultado de estas acciones, permitió a los ejércitos aliados lograr sus respectivos avances para finales de Abril. Mientras que la lucha en Italia llegaba a su final, el exdictador Benito Mussolini intentó huir hacia Suiza mediante una falsa identidad junto a su amante, Clareta Petacci y sus restantes aliados. Desafortunadamente fueron atrapados por los guerrilleros y ejecutados el día 25 de Abril. Sus respectivos cadáveres fueron exhibidos en la Plaza de Milán y el público se lanzó en un enloquecido frenesí donde estos resultaron ser pisoteados y orinados hasta que se convirtieron en formas de masas de carne irreconocibles.
Por su parte, el frente occidental consistió de algunas escaramuzas y rápidas rendiciones en las mayores localidades alemanas, desde el Ruhe hasta Baviera. Esto se debía a que los civiles germanos veían a las fuerzas aliadas del Oeste como el menor de los dos males al lado de los soviéticos. Pero estaban equivocados porque mientras las terribles revelaciones sobre los campos de exterminio y concentración sucedían, algunos soldados aliados se lanzaron en locos episodios de venganza. Incluso, ocurrieron momentos en donde los soldados llegaron a matar y violar sin consentimiento de sus superiores a soldados alemanes y civiles, desde ancianos hasta niños.
Por último, el frente oriental tuvo series de batallas feroces en diferentes partes de Europa Oriental. Principalmente en el territorio de Alemania, donde los remanentes de la Wehrmacht en conjunto con las Waffen SS, los Volkssturm y las Hitler Jugend. Dichas fuerzas lucharon hasta el final y perecieron entre los miles y más. Seguido también por feroces episodios de violaciones hacia las mujeres de Alemania y toda Europa oriental bajo el feroz yugo del Ejército Rojo, bajo la aprobación de Stalin mismo.
En medio de la Batalla de Berlín, Adolf Hitler se suicidó en su búnker, junto a su esposa Eva Braun. Pero no antes de escribir su Testamento político en donde negó su responsabilidad de instigar la guerra con Polonia. En lugar de ello, culpó a la Judería Internacional de complotar en los círculos políticos de Gran Bretaña y Estados Unidos para que sucediese el evento por razones financieras, propagandísticas y políticas. Dentro de ello, anunció que Karl Doenitz lo sucedería en el cargo de Reichsführer de Alemania y expulsó a Hermann Göering y Heinrich Himmler de sus cargos y títulos por intentos de traición hacia su persona.
Cuando la noticia de la muerte de Hitler se hizo conocer, la moral de las fuerzas militares de Alemania cayó por completo y a partir del 4 de Mayo se comenzó una serie de rendiciones en todos los frentes que estuviesen presentes. Desde Escandinavia hasta Alemania misma. Con ello, se empezarían a dar lugar los términos de la rendición incondicional que se estableció a partir de las conferencias aliadas de Casablanca, Teherán y Yalta.
La declaración de victoria y el posible futuro para Europa en la Posguerra
Con la lucha armada en el frente germano a su fin, solo quedaba firmar los instrumentos de la rendición por parte de Alemania ante las Fuerzas Aliadas. Originalmente, la rendición incondicional se tenía que realizar con todas los países aliados, incluyendo la Unión Soviética. Sin embargo, la idea de que semejante evento se pudiera dar era imposible debido a las tensiones que empezaban a originarse entre Occidente y la URSS y el disgusto del gobierno de Doënitz en rendirse ante los Rojos era inaceptable.
Ante estas circunstancias, el jefe de Estado Alemán, Alfred Jodl firmó la rendición del 7 de mayo en Reims con las fuerzas occidentales a pedido de Döenitz. Sin embargo, Stalin, al escuchar lo de Reims, mostró su enojo viéndolo como traición a lo que se pidió en conferencias anteriores sobre la rendición. Ante ello, demandó que se firmará una nueva rendición en la capital del caído Reich, Berlín. Dicha demanda por parte del dictador soviético se haría realidad a partir de la firma de una delegación alemana, bajo el mando del Mariscal de Campo, Wilhelm Keitel.
Una vez hechas las rendiciones, Alemania terminaba repartida bajo 4 zonas de influencia. Zona británica, zona norteamericana, zona francesa y zona soviética. Bajo esta ocupación Alemania perdería todos los territorios que obtuvo entre 1938 y 1941. Polonia obtendría las provincias alemanas a cambio de su bando oriental que fue anexado por la URSS. A su vez, la administración de Döenitz sería disuelta por pedido de los comandantes aliados que gobernarían Alemania por lo menos hasta 1949 en el bando occidental. En consecuencia, todo el mando alemán sería procesado en Nüremberg por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad entre otras aberraciones que se habían descubierto al final del conflicto.
Meses más tarde, los líderes ali ados se unirían en Potsdam por última vez para organizar la cuestión europea y del resto de la guerra en el Pacífico. Mientras, los días pasaban, las naciones de Europa todavía se encontraban en total shock y caos por la guerra y se estaban haciendo persecuciones de todo tipo contra los llamados “Colaboradores Nazis” en sus propias naciones. Desde Francia hasta Rumania se empezaron a rondar a todos los que podían ser denominados bajo dicho sobrenombre con diferentes resultados. Desde procesados hasta ejecutados, ya sea haber ocupado algún cargo político o militar. Mientras que otros, lograrían irse al exilio y refugiarse en diferentes países.
Mientras tanto, la lucha continuaba en Asia y el Pacífico contra un Imperio del Japón que se negó a rendirse y estaba más determinado que sus aliados europeos a luchar hasta el fin. Ante ello, Stalin anunció el fin de su Pacto de No Agresión con Japón y estaría preparado a declararles la guerra, como lo prometió en Yalta.
Cómo se festejó la victoria aliada
Las fechas de las rendiciones incondicionales que firmó Alemania con las Fuerzas Aliadas se celebran en todo el continente europeo bajo diferentes nombres por parte de las naciones beligerantes de la Segunda Guerra Mundial. Al igual que en las diferentes fechas donde se transmitieron los anuncios de dichas rendiciones.
Países como Francia, Estonia, los Países Bajos, la República Checa, Letonia, Lituania, Eslovaquia y Noruega lo festejan el 8 de mayo como fiesta nacional o día de recuerdo de la Victoria en Europa. Por su parte, Polonia lo festejaba antes el 9 de mayo, pero lo pasó para el 8, ya que este país estaba bajo garantía aliada occidental antes de que Hitler atacara y a pesar de terminar bajo dominio soviético por medio siglo.
En cambio, las naciones que festejan el 9 de mayo son el estado de Israel, Rusia, Armenia, Moldavia, Georgia, Bosnia, Serbia y otras naciones miembro de la Unión Soviética.
Sin embargo, las naciones que festejan en otras fechas el final de la Segunda Guerra Mundial son Italia para el 25 de abril y Dinamarca y los Países Bajos para el 5 de mayo, que según ellos significaba el día de sus liberaciones bajo el dominio del Eje. Sobre todo de Alemania, ya que Italia defecto hacia el lado aliado después del derrocamiento de Mussolini en julio de 1943.
Este día de la Victoria en Europa sirve de reflejo para recordar como las guerras pueden llegar a su fin y como la paz puede volver. Pero no de forma rápida e instantánea ya que las heridas psicológicas y físicas que los conflictos causan pueden perdurar por generaciones. Sobre todo los que duran por mucho tiempo y nos dan para poder hablar y reflexionar de ello y su influencia hacia nuestro presente.