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Capacidad Militar Argentina: Realidad y Ficción

Las Fuerzas Armadas Argentinas, su posible rearme y el contexto internacional no deben tomarse a la ligera. (In) compatibilidad de una ampliación militar con los grandes intereses que rigen al país.

Desde la vuelta a la democracia, y en particular desde los ‘90, la capacidad material de las FFAA argentinas ha disminuido enormemente. Sin embargo, el debate sobre este tema ha resurgido esporádicamente a lo largo de estos años, tanto en círculos académicos y políticos como en los medios de comunicación masivos, y ha vuelto a surgir recientemente a la luz de ciertos eventos de la realidad nacional.  Pero, ¿realmente es deseable, o incluso factible, un aumento sustancial de la capacidad militar argentina?

Si se parte desde la Defensa…

Una principal línea de argumentación cuando se discute un rearme de las FFAA parte desde una concepción ortodoxa del concepto de Defensa. Cuando se plantea el problema desde esta perspectiva, se suele resaltar la incapacidad actual del Estado argentino de proteger o incluso patrullar su territorio, haciendo particular énfasis en el amplio espacio del Mar Argentino el cual no sólo es depredado por la pesca ilegal internacional, sino que es donde se encuentran los territorios usurpados por Gran Bretaña y que mantiene fuerzas desplegadas con un potencial ofensivo enorme sobre el territorio nacional.

Esta visión sobre la defensa maneja conceptos que en Relaciones Internacionales suelen denominarse Realistas, particularmente de un cuño “clásico”. Material militar y capacidades reales de reacción ante los posibles conflictos que involucren al país, con el ojo puesto en los materiales y capacidades de nuestros vecinos Chile y Brasil, son sus principales preocupaciones.

Desde esta perspectiva, Argentina debería mejorar y ampliar sus sistemas de armas, que a su vez deberían ser de una amplísima variedad para cubrir y proteger eficazmente los distintos tipos de territorios que comprende el estado argentino.

Estas son cuestiones clásicas en materia de defensa que no implicarían cambiar la legislación actual y que sólo requieren, por lo menos, una mayor inversión en renovación y ampliación de los sistemas de armas que posee la Argentina. Sin embargo, varias objeciones pueden hacérsele, tanto desde lo teórico como desde lo práctico.

El Costo del Rearme

En primer lugar, una mejora sustantiva en las capacidades militares del país implica un alto costo. En términos económicos se traduciría en un mayor endeudamiento, dado que lo más probable es que se accedan a préstamos para adquirir el armamento del extranjero. Esta opción, además de costosa, no es una inversión que se amortice con el tiempo y significaría un mayor déficit para las cuentas públicas que, si no es con deuda, deberá ser financiado desviando fondos de otros proyectos. Algo poco aconsejable para un país con pobreza estructural e infraestructura en decadencia.

Los costos también serían políticos: más allá del apoyo o resistencia internos que podría recibir el rearme, internacionalmente sería difícilmente bien recibido, sobre todo si parte desde esta perspectiva “clásica” de la defensa y lo militar. En la región probablemente generaría fricciones con Chile y Brasil (con este último siendo nuestro principal socio comercial), y a nivel global sería muy mal recibido por Gran Bretaña. Una acusación por una de las principales potencias mundiales, y una tan cercana a EEUU, de desestabilizar la región y poner en peligro la paz no se traduciría bien en la relación argentina con los grandes centros financieros, algo que desde siempre ha preocupado al Estado argentino y a los mayores actores económicos del país.

Sobre las Amenazas

Es posible aventurar otro tipo de objeción a este estilo de argumentación en favor de un mayor protagonismo de las FFAA, y es de un estilo –tal vez- más teórico: ¿hasta qué punto estamos realmente amenazados por las fuerzas exteriores que nos rodean?

Partiendo desde la óptica del realismo (es decir, partir de la premisa de que cada Estado tiene como principal preocupación su propia seguridad frente a los demás) la respuesta es fácil: claramente estamos amenazados, dada la desigual relación de fuerzas existente entre el Estado argentino y las potencias con presencia en la región.

Sin embargo, saliendo de esta lógica realista la respuesta se muestra más esquiva: los países no se conquistan entre sí sin motivos, y no pareciera haberlos en nuestro caso. Sí sería posible un escenario más sutil, como una presión militar de Chile relacionada con los Hielos Continentales o alguna maniobra de Brasil ante una fricción con Argentina por cuestiones comerciales. Con esto en mente, cabría preguntarse cuán probables son estos escenarios, y si realmente una mayor capacidad militar argentina sería la solución.

En cuanto a la probabilidad de ocurrencia de situaciones de este calibre, sugiero rescatar la categorización realizada por el Dr. Carlos Escudé, que divide al mundo entre los Estados formadores de reglas, los que las acatan y los que se rebelan (los Estados paria o rogue States). Más allá de las diferencias que se puedan tener con el Realismo Periférico, está claro que ni Brasil ni Chile están en condiciones –ni tienen la voluntad- de ignorar o violar impunemente el Derecho Internacional, y mucho menos una norma tan central como la Prohibición del Uso de la Violencia.

Ahora bien, Gran Bretaña es claramente la otra posible amenaza para el Estado Argentino. La gran potencia es un cercano aliado a EEUU y actor central de la OTAN. Claramente está en una posición de violar el Derecho Internacional si así lo deseara (y de hecho lo hace). Sin embargo, Argentina comparte la misma condición de acatador de normas que tienen sus vecinos. Como tal, no podría rearmarse en defensa contra la potencia británica sin despertar las alarmas de la Comunidad Internacional, como se ha escrito más arriba.

Como cierre

Entonces, si partimos de una concepción “realista” de la Defensa la Argentina debería buscar un rearme de sus FFAA buscando neutralizar las capacidad de Brasil, Chile o Gran Bretaña, pero esto llevaría al país a fricciones con grandes socios comerciales, sin garantías de ser suficiente y aislando al país en la arena internacional, algo que ninguno de los principales intereses económicos o políticos del país desean.

Pareciera ser que, por ahora, no se llevarán grandes mejoras en la capacidad argentina de Defensa, por lo menos desde una óptica tradicional.

Bibliografía

Autor

Agustín Fernández Righi. Finalizando la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Empresarial Siglo 21.

 

 

 

13 de abril de 2018
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