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China y África: Colaboración, Oportunidades y Desafíos

Por Pierre Carsana

Las relaciones entre China y los países africanos tienen raíces históricas que se remontan a siglos atrás, impulsadas por rutas comerciales y vínculos culturales que han tejido conexiones profundas. Este conjunto de relaciones, intrincado y en constante evolución, ha transitado desde una asociación principalmente política en la era de la Guerra Fría hacia una conexión económica y diplomática profundamente arraigada en la contemporaneidad. Aunque ha sido objeto de elogios por sus beneficios, también ha suscitado críticas debido a sus implicaciones.

Desde una perspectiva histórica, la noción contemporánea y ampliamente estudiada de las relaciones entre China y África comenzó a cobrar forma en la década de 1960, tras la fractura comunista entre la URSS y la República Popular de China. En este escenario, China buscó establecer y expandir su influencia global, mostrando un especial interés en apoyar los movimientos de liberación nacional en África durante los procesos de descolonización. Este apoyo, tanto político como económico, fue bien recibido, allanando el camino para la incursión y consolidación de China en el continente.

Con el paso del tiempo, estas relaciones se fortalecieron y la emergente posición de China como potencia económica global intensificó aún más las dinámicas en juego. El vertiginoso y constante crecimiento de la economía china generó un insaciable apetito por recursos naturales, muchos de los cuales abundan en África. Esta sed de recursos impulsó una mayor colaboración, inversión y comercio con los países africanos. Este fenómeno culminó en la Cumbre de Beijing del Foro de Cooperación China-África (FOCAC) en 2006, un evento que marcó un hito en la relación bilateral y cimentó las bases de una colaboración a largo plazo.

 

Oportunidades para África

La relación entre China y África ha generado notables oportunidades para el continente en diversos frentes. En primer lugar, la inversión china en infraestructura ha resultado crucial para el desarrollo económico africano. A través de la financiación y construcción de carreteras, puentes, puertos y proyectos energéticos en toda la región, China ha mejorado la conectividad y el acceso de las naciones africanas a los mercados internacionales.

Además, el comercio ha experimentado un crecimiento marcado, lo que ha permitido a las naciones africanas diversificar sus exportaciones y disminuir su dependencia de los mercados occidentales. China se ha convertido en un importante comprador de materias primas africanas, como petróleo, minerales y productos agrícolas, lo que ha impulsado las economías locales. En muchas ocasiones, China es el principal socio comercial, superando ampliamente a otros competidores.

En resumen, el comercio bilateral entre China y África, que era de apenas 12 millones de dólares en 1950, se multiplicó por 8 en tan solo una década, alcanzando los 100 millones en 1960. Esta tendencia ascendente continuó, superando los 1.000 millones en 1980 y llegando a más de 100.000 millones de dólares en 2008, representando un incremento de 8,000 veces su valor original.

Un factor fundamental en esta colaboración es el Foro para la Cooperación entre China y África (FOCAC), establecido en el año 2000. El FOCAC, que reúne a 55 miembros, incluye a China, los 53 países africanos que mantienen relaciones diplomáticas con China (excepto Eswatini) y la Comisión de la Unión Africana (UA). A través del FOCAC, los lazos de cooperación se han fortalecido en áreas como inversión, comercio, infraestructura y desarrollo sostenible entre ambas regiones.

Foto: “Opening ceremony of the 2018 FOCAC summit.” (Fuente: Africa Center, africacenter.org)

 

Desafíos y Cuestionamientos

No obstante, la relación entre China y África también ha enfrentado desafíos y cuestionamientos. Una inquietud común es la cuestión de la deuda. Algunos países africanos han acumulado deudas significativas debido a proyectos financiados por China, lo que ha suscitado debates sobre la sostenibilidad de estas obligaciones y la posibilidad de caer en la denominada “trampa de la deuda” (Debt-trap diplomacy en inglés).

Además, se han planteado críticas en relación a la falta de transparencia en ciertos proyectos y las condiciones laborales en las empresas chinas en África. Se argumenta que la mano de obra local a menudo queda excluida de empleos y proyectos clave, lo que puede generar tensiones en las comunidades locales. Algunos proyectos incluso se han abandonado debido a la incapacidad para cumplir con los préstamos otorgados.

Otro punto de preocupación es la corrupción, donde parte de las inversiones destinadas al desarrollo local han sido desviadas hacia líderes y funcionarios encargados de su gestión. La falta de transparencia es un tema central en estas críticas, exacerbada por las sospechas de que China podría utilizar las infraestructuras construidas en colaboración para actividades de espionaje, debido a su presencia significativa en el continente.

A pesar del discurso chino sobre la transformación de los patrones comerciales sinoafricanas, el modelo persiste en el que África exporta materias primas, mientras que de China se importan productos manufacturados, como productos electrónicos o material de transporte. Este desequilibrio plantea interrogantes sobre la equidad y la búsqueda de una relación más equitativa y beneficiosa para ambas partes.

La conquista comercial de China en África (Fuente: El Orden Mundial https://elordenmundial.com/)

 

La mirada de Occidente

La relación en constante evolución entre China y África ha suscitado un notable interés y ha generado diversas opiniones en los países occidentales. Algunos observadores occidentales contemplan su creciente influencia en África con una combinación de curiosidad, escepticismo y, en ocasiones, preocupación. Estos analistas suelen plantear interrogantes acerca de sus intenciones , señalando inquietudes en torno a su cada vez mayor presencia económica y política en la región.

Se han expresado inquietudes sobre posibles connotaciones neocoloniales, donde el compromiso económico del gigante asiatico podría resultar en una influencia indebida y explotación. Además, los críticos destacan las diferencias en los enfoques de los países occidentales, que con frecuencia enfatizan la gobernanza, los derechos humanos y la transparencia en sus interacciones con las naciones africanas.

No cabe duda de que existe cierta hipocresía por parte de los países europeos y Estados Unidos, dado que ellos mismos han llevado a cabo y siguen realizando muchas de las acciones que critican a el país asiatico en la actualidad. Esto se hace evidente al observar sus historiales pasados y presentes en relación con África. Resienten el desplazamiento de su pretensión de hegemonía en el continente africano y buscan impartir lecciones sobre temas que sus propias sociedades y gobiernos aún debaten y enfrentan.

En todo caso, la perspectiva occidental sobre la relación sino-africana arroja luz sobre las dinámicas geopolíticas más amplias y la interacción entre diversas potencias globales en la configuración del futuro del continente. A medida que la colaboración entre China y África continúa evolucionando, comprender estos puntos de vista multifacéticos resulta crucial para captar las complejas dinámicas en juego en esta relación vital.

 

Conclusiones

En conclusión, las relaciones entre China y los países africanos, con raíces históricas que datan de siglos atrás, han evolucionado desde una asociación política hasta una colaboración económica y diplomática en la actualidad. A medida que China emergió como una potencia global, su interés en África creció, impulsando inversiones en infraestructura y comercio que han beneficiado al continente africano. Sin embargo, esta relación también ha enfrentado desafíos, como la cuestión de la deuda y la falta de transparencia en ciertos proyectos. La mirada occidental sobre esta relación revela preocupaciones y cuestionamientos sobre las intenciones de China y la influencia geopolítica en juego. En última instancia, comprender las complejidades de esta relación es fundamental para abordar sus implicaciones y dinámicas en constante cambio.

 

Bibliografía consultada

 

 

24 de agosto de 2023
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