Por Juan Cruz Vicentini
El genocidio de Camboya fue llevado a cabo por los jemeres rojos, un partido político de extrema izquierda que gobernó la llamada Kampuchea Democrática entre 1975 y 1979. El mismo tuvo sus raíces en un contexto de agitación política y social, marcado por la Guerra Fría y la lucha por el poder en el sudeste asiático. El nuevo gobierno extremista liderado por Pol Pot instaba a eliminar cualquier vestigio que quedara del detestable pasado capitalista. Se dio orden de quemar bibliotecas y fábricas, también se prohibió el uso de medicamentos, se ejecutaron a altos funcionarios y a militares, y luego a profesores, abogados, médicos y a todos aquellos que sabían un segundo idioma. En este genocidio se cree que murió entre 1,5 millones a 3 millones de camboyanos.
¿Quiénes eran los Jemeres Rojos?
Los popularmente conocidos como Jemeres Rojos nacieron como una guerrilla en los años 50. Luego fueron un grupo político que formó parte del Partido Comunista de Camboya y condujo una guerra de guerrillas contra el gobierno camboyano en los años sesenta y setenta. Liderados por Pol Pot, llegaron al poder en 1975 tras derrocar al gobierno existente. Instauraron una dictadura, conocida como Kampuchea Democrática hasta 1979. Los Jemeres rojos habían sido apoyados durante mucho tiempo por el Partido Comunista de China (PCCh) Se estima que al menos el 90% de la ayuda exterior a los Jemeres rojos provino de China y solo en 1975 recibió al menos mil millones de dólares estadounidenses en ayuda económica y militar sin intereses.
El objetivo de los jemeres rojos era establecer una sociedad agraria comunista radical, eliminando cualquier influencia occidental y moderna. Querían purificar la sociedad camboyana y crear un hombre nuevo inspirado en los valores del maoísmo.
Después de ser derrocados en 1979 por una invasión vietnamita, los Jemeres Rojos volvieron a operar como una organización guerrillera. A partir de 1982, formaron parte de un gobierno de coalición en el exilio. Pol Pot, su líder, fue considerado el máximo responsable del genocidio camboyano, aunque murió antes de ser juzgado por sus crímenes.
Contexto del Genocidio Camboyano
El genocidio camboyano tuvo sus raíces en un contexto de agitación política y social, marcado por la Guerra Fría y la lucha por el poder en el sudeste asiático. Los Jemeres Rojos, con su ideología radical y autárquica, buscaron imponer un régimen comunista extremo que desembocó en una brutal represión contra su propio pueblo.
Algunos factores clave fueron:
- La guerra civil camboyana entre el gobierno pro-estadounidense del general Lon Nol y los Jemeres Rojos. estos, liderados por Pol Pot, tomaron el poder en 1975 tras derrocar a Lon Nol.
- La guerra de Vietnam, que se extendió a Camboya a partir de 1964. La escalada constante del conflicto en Indochina contribuyó a la inestabilidad en Camboya.
- La ideología de los Jemeres Rojos, que mezclaba una interpretación subjetiva del maoísmo con un nacionalismo extremo y posturas racistas. Esto los llevó a ver a los vietnamitas como enemigos, a pesar de haber sido aliados anteriormente.
- La ubicación geográfica de Camboya, en medio de los conflictos entre Vietnam, China y la Unión Soviética. Los Jemeres Rojos se aliaron con China en la disputa con Vietnam y la URSS.
- La incapacidad de la élite tradicional camboyana para gobernar el país, lo que permitió que un pequeño grupo de intelectuales radicales como Pol Pot tomaran el poder.
La Barbarie del Régimen de Pol Pot
El régimen de Pol Pot fue conocido por su brutalidad y crueldad. Durante este período, el régimen impuso una política de terror y exterminio masivo. La brutalidad del régimen se manifestó en la aplicación de políticas extremas, como la ruralización forzada de la población urbana, la persecución y ejecución de intelectuales y aquellos considerados “enemigos del Estado”, incluyendo a personas con educación, dinero o cualquier otra forma de “burguesía”. Esto se llevó a cabo bajo la justificación de la creación de un modelo socialista agrario basado en los ideales del maoísmo y el estalinismo.
Una vez que los jemeres rojos tomaron el poder en pocas semanas, las ciudades camboyanas fueron vaciadas, y la población trasladada a comunas agrícolas en donde trabajaban 10, 12, 14 horas, descansando tan solo cada diez o quince días. Se impuso un estricto control sobre las relaciones personales y se prohibió cualquier manifestación religiosa, además se celebraron miles de matrimonios forzados.
Cualquier persona sospechosa de haber formado parte de la administración del régimen anterior fue ejecutada. Cualquier sospechoso de tener educación –la gente que usaba gafas, por ejemplo–, ejecutada. Entre el 60% y el 80% de los miembros de las fuerzas armadas y más del 50% de los diplomados que existían en el país perecieron bajo el nuevo régimen.
La violencia y la muerte se convirtieron en la norma bajo el régimen de Pol Pot. Fosas comunes, como los campos de la Muerte, se convirtieron en lugares comunes para la eliminación de personas consideradas “enemigos del Estado”. Estos fueron descubiertos después de la caída del régimen, contenían más de 20 000 fosas comunes, donde se habían enterrado las víctimas. Estos se caracterizaron por la hambruna planificada, las purgas políticas, los trabajos forzados, las torturas y ejecuciones masivas.
La mayoría de las ejecuciones se llevaron a cabo en el campo de Toul Sleng, a pocos kilómetros de la capital. Allí fueron asesinadas más de 20.000 personas, tan sólo siete pudieron salir con vida de aquel campo de exterminio.
La vida en Camboya se convirtió en un infierno. La propiedad privada se suprimió de manera drástica. Nadie tenía nada; incluso la ropa, incluido el pijama negro y el pañuelo de los jemeres, era propiedad del Angkar, un concepto completamente abstracto por el que el partido comunista se designaba a sí mismo, un sistema de control de la sociedad.
El hambre fue utilizada como arma de control social. Se destruyeron árboles frutales para que la gente no pudiera tener acceso a otra comida que la aguada sopa de arroz que proporcionaba la comuna. La comida se suministraba y racionaba en los refectorios, y poseer una olla era considerado delito. Los trabajadores morían de agotamiento y hambre por culpa de la escasez de alimentos y las extenuantes jornadas en los arrozales.
Mostrar dolor por la pérdida de un ser querido también estaba castigado: era un síntoma de debilidad. Las raciones de comida eran tan miserables que se llegó a producir algún caso de canibalismo. Incluso se regularon las relaciones sexuales obligando a la gente a casarse solamente para traer al mundo a nuevos ciudadanos de Kampuchea. Se estableció que cada ciudadano debía producir dos litros de orina diarios y que cada mañana debían entregarla al jefe de la aldea para fabricar abono.
El ansia de exterminio de Pol Pot llegó a tales extremos que cuando supo que algunos camboyanos habían conseguido escapar a Tailandia mandó sembrar la frontera con diez millones de minas antipersona para evitar su huida.
Consecuencias del genocidio y fin de la impunidad
Las consecuencias del genocidio camboyano fueron devastadoras. Se estima que fallecieron entre 1,5 millones a 3 millones de personas a causa de la represión, ejecuciones, hambruna y condiciones inhumanas impuestas por los Jemeres Rojos.
De las decenas de millares de muertes que causó el régimen, muchas fueron por hambre, agotamiento o desesperación. Otras muchas, por la violencia de los jemeres rojos, que fusilaron o, más a menudo, degollaron o golpearon hasta la muerte a miles de personas para ahorrar balas.
Los juicios a los genocidas de Camboya ha sido un proceso largo y complejo en busca de justicia por los crímenes atroces cometidos durante el genocidio camboyano. Tras la caída del régimen de los Jemeres Rojos en 1979, se han llevado a cabo diversos esfuerzos para enjuiciar a los responsables. Tras la caída del régimen de los Jemeres Rojos en 1979, se han llevado a cabo diversos esfuerzos para enjuiciar a los responsables. En enero de 2001, la Asamblea Nacional de Camboya aprobó la formación de un tribunal para juzgar a los líderes de los Jemeres Rojos, Este tribunal especial de carácter mixto, constituido en Camboya con el apoyo de la ONU, ha tenido como objetivo principal procesar a los líderes sobrevivientes de la Kampuchea Democrática considerados responsables de crímenes atroces contra la humanidad. Aunque solo ha juzgado a cinco dirigentes, dos de los cuales murieron antes del juicio, sus fallos han sido históricos.
En sus 16 años de existencia, el tribunal ha emitido sentencias condenatorias contra varios altos cargos, como Kaing Guek Eav alias “Duch”, condenado a 35 años de prisión, y Khieu Samphan, el último líder vivo, a quien confirmó recientemente la cadena perpetua por genocidio y otros crímenes.
Aunque tardía e incompleta, la labor de este tribunal ha sido fundamental para sacar a la luz la historia, proporcionar un registro de los crímenes cometidos y contribuir a la memoria colectiva y reconciliación en Camboya. El genocidio camboyano es un recordatorio trágico de la capacidad humana para la crueldad, pero también de la importancia de la justicia y la rendición de cuentas para evitar que tales atrocidades vuelvan a ocurrir.
Estas medidas, combinadas con políticas de reparación para las víctimas, programas educativos que promuevan la memoria histórica y la verdad, y el fortalecimiento de la cooperación internacional, son fundamentales para promover la justicia y la verdad en casos de genocidio y crímenes de lesa humanidad a nivel global.
En resumen, el genocidio camboyano fue un episodio trágico que dejó una marca indeleble en la historia de Camboya y en la conciencia mundial sobre los horrores de la violencia política extrema. La sociedad camboyana quedó profundamente traumatizada, con familias destrozadas y una generación perdida. Además, el país sufrió un retroceso en su desarrollo económico y social que aún se siente en la actualidad. Es de suma importancia que los organismos de DDHH y los estados protejan y promuevan los derechos y libertades fundamentales, además de los principios de no discriminación e igualdad para que nunca más se cometen genocidios tan atroces como este.
