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¿En miras a un nuevo orden mundial?

Por Rosario Ferrer

A lo largo de la historia se han podido observar distintos órdenes mundiales con una potencia a la cabeza del poder. Tal liderazgo ha sido disputado por los países, generando conflictos internacionales y, finalmente, estableciendo un nuevo orden mundial. Sin dudas, el mundo convulsionado en el que vivimos es el escenario de grandes cambios en la geopolítica mundial, pero ¿estamos en la antesala del conflicto que lo cambiaría todo?

Los órdenes mundiales

Históricamente han existido distintos órdenes mundiales con una potencia líder. Pensemos en el Imperio romano, o cuando los holandeses estuvieron en la cima hacia fines del siglo XVI y principios del XVII; quienes luego fueron superados por el Imperio británico. Dichos órdenes mundiales se fueron sucediendo hasta nuestros días con los Estados Unidos en la cima del poder mundial, al menos por ahora.

Los órdenes mundiales han ido cambiando como reflejo de los órdenes internos de cada país, y obviamente, también de cómo este se ha relacionado con el mundo. Si un país educa a su población, mejora su infraestructura, participa más en el comercio internacional, fomenta la innovación, tiene abundantes reservas financieras, además de un gran poderío militar y otros tantos elementos; empezará un período de auge volviéndolo más competitivo a nivel internacional.  

Los países pasan por tres grandes etapas: una de crecimiento o auge, otra cuando ya se encuentran en la cima, y por último, el inevitable declive (Dalio, 2022). El paso de un orden a otro tiene como antecedentes el debilitamiento de la potencia actual y el acelerado crecimiento de otro país, que busca posicionarse en su lugar. Sin dudas, este proceso no se da sin una intensa competencia por la hegemonía mundial, lo que deriva en un conflicto internacional. 

 

Los conflictos: puntos de inflexión

En el momento en que los poderes de dos países son comparables – como lo que sucede entre EE.UU. y China – las luchas de poder se vuelven inevitables. Dichos enfrentamientos pueden tomar varias formas como guerras económicas, tecnológicas, geopolíticas, etc.; que suelen evolucionar hasta convertirse en guerras militares. 

Ampliando el enfoque de análisis a escala global, también estos conflictos se ven favorecidos cuando las cosas se ponen mal en general, ya que los países tienen más cosas sobre las que discutir (Dalio, 2022). En la actualidad esto está ocurriendo si consideramos tanto el aspecto económico, como el social y el cultural. Por ejemplo, luego de la pandemia, las crisis económicas se han generalizado, elevando el índice de inflación y llevando al mundo al riesgo de recesión. En cuanto a lo social, las desigualdades, tanto a nivel interno como internacional, han ido aumentando, desembocando en múltiples episodios de violencia. Por último, en el plano cultural se evidencia una mayor fragmentación en cuanto a los valores y tradiciones, lo que está dificultando la propia convivencia dentro de varias ciudades cosmopolitas. 

Ambas circunstancias mencionadas conducen a conflictos internacionales capaces de cambiar el actual orden mundial. Ahora bien, teniendo en cuenta el mundo convulsionado en el que vivimos, cabría preguntarnos: ¿están dadas las condiciones para un conflicto capaz de cambiar el (des)orden mundial vigente? ¿Alguna de las guerras actuales podría escalar a una guerra abierta y total? 

 

Conflictos abiertos y cambios de orden

Si bien se suele considerar al conflicto de Taiwán como el que definiría al ganador y al perdedor de la disputa de la hegemonía mundial entre EE.UU. y China, quizás valga tener en cuenta otros focos de conflicto activos, como la guerra de Ucrania y la de Israel-Hamás. 

Dalio (2022) sostiene que las guerras abiertas y totales suelen ocurrir cuando lo que está en juego son cuestiones existenciales (es decir, aspectos tan esenciales para la existencia del país que la gente está dispuesta a luchar y morir en defensa de tales principios) que no pueden resolverse por medios pacíficos. Tomando de ejemplo a la guerra entre Israel y Hamás, se entremezclan diversos elementos políticos, religiosos, ideológicos e históricos, que son irreconciliables entre sí, lo cual los aleja aún más de un posible acuerdo. Ambas partes perciben a la otra como una amenaza a su propia existencia: Israel debido a los ataques de terroristas de Hamás a su población civil, y Hamás por la ocupación israelí en la Franja de Gaza y los bombardeos a palestinos. 

Estos conflictos no se limitan al campo de batalla, sino que se internacionalizan prácticamente al instante. Ambas guerras mencionadas han polarizado tajantemente, tanto a la opinión pública, como a  los distintos países que tuvieron que tomar sus respectivas posiciones. La elección que enfrentan las potencias, entre luchar o retroceder, es muy difícil de tomar. Ambas decisiones son costosas: pelear es muy duro en términos de vidas y dinero, y retroceder supone la pérdida de estatus, ya que muestra debilidad, lo que a su vez conduce a la reducción del poder e induce a un proceso de declive (Dalio, 2022).

Si observamos a los aliados de los actores de estos conflictos podremos ver varias similitudes. Por ejemplo, Irán y China del lado de Rusia y de Hamás; y EE.UU. apoyando a Ucrania y a Israel. Es decir, vemos que existen bloques con principios y valores propios, muy diferentes entre sí. Las potencias más poderosas, al intervenir, podrían utilizar la confrontación para tratar de imponer sus valores, y la ganadora lograría la codiciada hegemonía global.

 

¿Estamos próximos a un nuevo orden mundial? 

Mirando la historia, notamos que están dadas varias condiciones para que cambie la potencia líder mundial. El debilitamiento de EE.UU., el crecimiento de China y los crudos enfrentamientos que atañen a cuestiones existenciales, sumándole el complejo contexto económico, social y cultural a nivel global; lo hace factible. Sin embargo, la participación, tanto de EE.UU. como de China, en estos conflictos fue bastante moderada. Buscan actuar más como árbitros que como aliados, llamando al uso del Derecho Internacional para lograr una solución pacífica y ponerle fin al infierno de las víctimas. Por lo que, por el momento, se estaría retrasando el inminente cambio de orden mundial.

 

Referencias

  • Dalio, R. (2022). Principios Para Enfrentarse Al Nuevo Orden Mundial. Planeta Publishing.
  • Mundial, B. (2022, septiembre 16). El riesgo de una recesión mundial en 2023 aumenta en medio de alzas simultáneas de las tasas de interés. Banco Mundial. https://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2022/09/15/risk-of-global-recession-in-2023-rises-amid-simultaneous-rate-hikes
  • Sanchez Mugica, A. (2018). El orden mundial y la reconfiguración hegemónica en el siglo XXI. Revista mexicana de ciencias politicas y sociales, 63(233), 365-388. https://doi.org/10.22201/fcpys.2448492xe.2018.233.56138
  • The Conversation. (2023, octubre 19). ¿Qué aliados tiene cada bando en el conflicto entre Israel y Hamás? National geographic. https://www.nationalgeographic.com.es/mundo-ng/aliados-conflicto-entre-israel-hamas-que-apoyo-tiene-cada-bando_20875
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