¿EXCEPCIONALISMO ESTADOUNIDENSE EN DECLIVE?

Por Sol Almada

El Excepcionalísimo estadounidense es una teoría impulsada por un auto-concepto sobre la grandeza nacional y el orgullo norteamericano, caracterizada por las creencias de una nación única con características que lo distinguen de otros países, otorgándole un rol especial en la historia y geopolítica mundial.

Promovida desde los inicios de la nación, donde “Estados Unidos poseía una misión moral y política de liderar al mundo”, esta visión “excepcional” se ha visto comprometida en los últimos años, donde las divisiones políticas, los crecientes problemas sociales, la emergencia de nuevos poderes en el tablero global, y los desafíos internacionales han puesto en cuestionamiento la capacidad de Estados Unidos de mantener su liderazgo global.

Esta teoría se materializó en el siglo XX, con la llegad de Estados Unidos  a la política internacional, quien además de estructurar su política exterior como cualquier otro país, donde cuyo objetivo es afirmar su poder y defender sus intereses nacionales, fue más allá de eso, presentándose como un modelo a seguir, “el modelo exterior estadounidense”.

Con el poder de las potencias europeas en decadencia tras la primera guerra mundial, y el protagonismo que Estados Unidos había adquirido indiscutiblemente, comenzaría el poderío norteamericano. El país se presentó como un defensor de los derechos individuales y del sistema democrático, haciendo frente a los regímenes totalitarios que comenzaban a emerger en Europa y otras regiones del mundo. Esta proyección de poder se intensificó después de la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos emergió como uno de los grandes vencedores, mientras gran parte del mundo estaba devastada.

El período de la posguerra consolidó aún más el escenario estadounidense. Con la creación de instituciones como las Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, de las cuales Estados Unidos fue uno de los principales fundadores, desarrollándose  un orden mundial en el cual Estados Unidos no solo tenía un papel central, sino que también definía las normas y los valores de la comunidad internacional. Esto proscribió en una política exterior que iba más allá de los intereses nacionales, buscando exportar los valores estadounidenses de democracia, derechos humanos y libre mercado.

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LA VERDAD DE LOS NÚMEROS Y LOS RETOS CONTEMPORÁNEOS DE LOS ESTADOUNIDENSES. 

Economistas como Vaclav Smil, cuestionan el valor de esta creencia diciendo que tales ideas no significan nada si no están respaldadas por los datos. “Aquí lo que importa no es tanto el volumen del PIB de un país o el número de Ojivas nucleares o patentes que posee, sino  las variables que reflejan realmente el bienestar físico e intelectual de sus ciudadanos”. (Valcav Smil, 2020)

Actualmente el excepcional país norteamericano es azotado por diversos retos que ponen a prueba sus capacidades. La creciente polarización política y social, el racismo, el sentimiento anti inmigrantes, el aumento de violencia armada, y la desigualdad económica, estos son algunas de las problemáticas que cuestionan su gran imagen.

En el ámbito económico, la tasa de pobreza nacional, la desigualdad económica y la brecha de riqueza racial ha aumentado drásticamente debido al panorama político y económico adverso. Según la Oficina del Censo, aproximadamente 37,9 millones de personas viven actualmente en condiciones de pobreza, lo que representa una tasa del 17,8% de la población. Esta cifra es significativamente más alta que el promedio del 10,7% observado en otros países desarrollados.

Otro de los principales retos del país es la migración, donde 47.8 millones de inmigrantes residen en los Estados Unidos, convirtiéndose en el 14,3% de la población. El Departamento de Seguridad Nacional calcula que desde la presidencia de Joe Biden 11 millones  de personas se encontraban en condiciones de migración irregular, superando cifras de administraciones anteriores.  El país norteamericano identifica a los inmigrantes como “personas que presentan un riesgo de seguridad nacional”, un total de 30.000 extranjeros son detenidos por día en EE.UU, y se enfrentan a estrategias extremas para evitar su paso, por ejemplo las despiadada estrategia del gobernador de Texas, Greg Abbott, instalando alambre de púas y boyas con sierras circulares en el Río Grande o en sus alrededores.

Además, el país enfrenta el problema del uso de armas por parte de civiles. Según la organización suiza Small Arms Survey (SAS), en EE.UU. hay 120 armas de fuego por cada 100 habitantes, lo que lo convierte en el único país del mundo con más armas que habitantes. Estos números se correlacionan con el alto índice de tiroteos masivos. De acuerdo a CNN, a lo largo del 2023 se superaron los 400 tiroteos masivos, una cifra que prepara el terreno para un año récord de violencia armada sin que haya ninguna legislación federal significativa sobre armas de fuego en el horizonte.

El país norteamericano tampoco se libra de las crisis sociales, de salud y los problemas con el narcotráfico. La crisis del Fentanilo, ha evolucionado de una emergencia de salud pública a una amenaza para la seguridad nacional. Este letal opioide, que ha cobrado más de 100 mil vidas en las últimas dos décadas, pero las consecuencias de esta crisis no se limitan a la trágica pérdida de vidas; también afecta profundamente la economía de EE. UU. La epidemia de opioides le cuesta a la economía estadounidense cerca de 1,5 billones de dólares anuales en términos de atención médica, pérdida de productividad y respuesta de emergencia. Esta presión económica agudiza las tensiones internas y, a su vez, debilita el poderío global del país, generando un entorno ideal para la expansión de la influencia china.

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UN MUNDO MULTIPOLAR 

De cara a su política exterior, Estados Unidos presenta un gran desafío con la creciente globalización y el auge de nuevas potencias del Asia-Pacífico emergentes que desafían su poderío, que empiezan a cuestionar su hegemonía en el escenario internacional. Países como China e India están aumentando su influencia económica, militar y diplomática, generando una competencia por el liderazgo global que desafía las bases del poder estadounidense. Además, estas naciones están invirtiendo considerablemente en tecnología, infraestructura y alianzas estratégicas, como la Iniciativa de la Franja y la Ruta impulsada por China, lo cual amplía sus redes de influencia en Asia, África y América.

Muchas veces la superioridad norteamericana fue  basada en su fuerza militar y su estrategia de imponer su poder para resolver conflictos. En un esfuerzo para mantener sus influencias, EE.UU ha aumentado su participación en conflictos internacionales como Rusia-Ucrania, e Israel-Hamas, generado un descontento social a las personas que consideran que los recursos del gobierno deberían focalizarse en las problemáticas nacionales, y no en resolver las de otras naciones. Generando tensiones entre priorizar su posición global y las demandas internas por priorizar los problemas nacionales, definiendo actualmente el dilema de la política exterior de Estados Unidos.

 

REFERENCIAS

 

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