Poca gente tal vez conozca el pasado de Sir Heinz Alfred Kissinger, uno de los principales cerebros que planearon operaciones bélicas ejecutadas por EE. UU. en distintas partes del planeta en los últimos cuarenta años, las cuales costaron innumerables vidas, en su mayoría civiles.
Kissinger nació en 1923 en el seno de una familia judeoalemana radicada en Fürth, Baviera, y en 1938 emigró a EE. UU. Allí, el inteligente Henry (su nombre traducido al inglés), se graduó en Ciencias Políticas en la Universidad de Harvard, centro en el que posteriormente desempeñaría varios cargos docentes y directivos. Con el tiempo, comenzó a vincularse con importantes y poderosas familias, como los Rockefeller, quienes lo introdujeron sutilmente en la política estadounidense, además de brindarle en su momento una beca para que estudiase su carrera universitaria.
De la mano del patriarca David Rockefeller, fue miembro permanente del Concejo de Relaciones Exteriores de EE. UU. y de la Comisión Trilateral, director de la compañía financiera American Express, director ejecutivo del Comité Asesor del Chase Manhanttan Bank, consejero del consorcio Goldman & Sachs y además, ilustre asistente a muchas de las secretas reuniones del poderoso grupo Bilderberg.
Durante las administraciones J.F. Kennedy y L. B. Johnson, ocupó varios cargos importantes: fue asesor de la Oficina de Coordinación Gubernamental, del Consejo Nacional de Seguridad, de la Agencia de Control de Armamento y del Departamento de Estado. Posteriormente, fue el principal informante de Richard Nixon, quien reconoció haber ganado las elecciones de 1968 por un ajustado margen gracias a la influencia de él. Tal vez en devolución de atenciones, le otorgó una buena cuota de poder a Kissinger designándolo asesor en Seguridad Nacional, director del Comité de Política Exterior y secretario de Estado (cargo en el que sería ratificado por el siguiente presidente, Gerald Ford). En verdad, el inefable Henry llegó a ser la cabeza de un gobierno oculto y paralelo al de Nixon.
Al poco tiempo, se convirtió en el arquitecto de la guerra de Vietnam ya que tomaba parte de las decisiones minuciosas a nivel del comando supremo del Ejército, siendo perfectamente consciente del alto número de bajas que costaban dichas decisiones. En la primavera de 1969, y en contra de los consejos del Pentágono, decidió extender las fronteras del conflicto hasta Camboya, que hasta ese momento era neutral. Inclusive, se opuso a las intenciones de Nixon de terminar la guerra en 1971, pues ello podría afectar el resultado de las elecciones que se avecinaban, por lo que decidió extenderla hasta otoño de 1972, sin importarle en lo más mínimo el número de muertes que ello acarrearía.
Claro que todo eso estuvo alejado del conocimiento del Congreso al cual se le suministró permanentemente información falsa. Kissinger fue acusado por sus colaboradores de haber manipulado las negociaciones de paz en París en provecho suyo de un modo cínico e hipócrita. Esa virtual actuación culminó en 1973 cuando compartió el Premio Nobel de la Paz con su colega norvietnamita Le Duc Tho, quien rechazó la condecoración. Pero el inefable Henry no tuvo tal inhibición y dijo en su discurso mientras recibía el premio: “(…) espero que esta ocasión realmente marque el fin de la angustia y sufrimiento que significó Vietnam para millones de personas en todo el mundo (…)”.
Además de ostentar el triste récord de ser el responsable de tantas muertes en el sudeste asiático, se lo acusa de haber sido el diseñador del Plan Cóndor, ejecutado en nuestro cono sur. Por ejemplo, en Chile en el año 1970 todo empezó con el asesinato del Coronel Schneider, siguió tres años más tarde con el derrocamiento del presidente Salvador Allende a través de un golpe de estado, y culminó con el asesinato del ex canciller Orlando Letelier en Washington en 1976. Irónicamente, Kissinger viajó a Santiago en ese año durante la dictadura del Gral. Augusto Pinochet, para dar un discurso sobre Derechos Humanos ante la cumbre de la OEA que se desarrolló en esa ciudad andina.
También se lo acusa de haber sido el mentor del famoso (y macabro) Memorándum 200 ó NSSM 200, titulado “Implicaciones del Crecimiento Poblacional Mundial para la Seguridad de EE. UU. e Intereses de Ultramar”, dirigido a los altos funcionarios de Washington en 1974, donde se bosquejaba un programa de reducción de población para los países del tercer mundo poseedores de importantes materias primas. En 1989 este documento fue desclasificado. Esto permitió descubrir que el NSSM 200 recomendaba al Ejecutivo del gobierno de Nixon declarar de máxima prioridad el control de natalidad en 13 países. Brasil aparecía en primer lugar; los otros eran India, Bangladesh, Paquistaní, Nigeria, México, Indonesia, Filipinas, Tailandia, Egipto, Turquía, Etiopía y Colombia. Se alegaba, entre otras cuestiones, que la explosión demográfica en países del tercer mundo era una amenaza para la seguridad de los EE. UU. y se recomendaba no usar el término “control de la natalidad” sino expresiones como “planificación familiar” o “paternidad responsable”. El objetivo, obviamente, era garantizar el acceso de los EE. UU. a las materias primas de esos países, minimizando el consumo interno en ellos.
Kissinger está señalado también como partícipe en la realización del controvertido Informe de Iron Mountain, reporte confeccionado en la década del 60 que versaba sobre la factibilidad y conveniencia de la paz en el mundo. En el mismo, se partía de la premisa de que la guerra era, en sí misma, la base de todo sistema social; y que era necesaria y deseable por ser la principal fuerza estructuradora y el estabilizador económico esencial de las sociedades modernas. Informe que ya insinuaba el control de población delineado posteriormente en el Memorándum 200 mencionado ut supra.
De más está decir que ningún tribunal nacional o internacional se animó a juzgar a este presunto asesino serial de guantes blancos; y, lo que es peor, no creo que nunca nadie se atreva a semejante acto, máxime si se leen sus memorias recientemente publicadas donde este nefasto personaje omitió astutamente los capítulos más oscuros de su vida.
Bibliografía
- CABAL, Esteban. Gobierno Mundial, Madrid: Ediciones Mandala, 2012.
- HUISMANN, Wilfred. Der Fall Kissinger, Berlin: Videoeditora WDR, 2001.
- SALBUCHI, Adrián. World Government, Buenos Aires: Edición del Autor, 1995.
- “Sigue impune, Kissinger, padrino USA de la Operación Cóndor”, 18 de abril de 2013, disponible en:
- http://www.tercerainformacion.es/antigua/spip.php?article50324
- www.metapedia.org
Autor
Hugo Lilli: politólogo y escritor.