Huracán político azota a Haití

La historia de Haití está marcada por las crisis políticas, los gobiernos autoritarios y las repetidas intervenciones extrajeras. Así es como ante la sublevación de 2004, una nueva Misión de Estabilización de las Naciones Unidas desembarcó en el país para garantizar la seguridad del pueblo y la subsistencia de las instituciones del Estado. En 2005, Puerto Príncipe subscribió la Alianza Petrocaribe lanzada por el gobierno venezolano para acoger petróleo y capitales, despertando malestar en Washington. En 2017, tras la retirada definitiva de la MINUSTAH (Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití) y el estallido de una nueva crisis nacional deja entrever que trece años de presencia de los Cascos Azules en el país han configurado una relación de dependencia en materia de seguridad, política, de administración de justicia y de Estado de derecho. Las explosiones populares de los últimos meses, ponen en evidencia las persistentes limitaciones estructurales del Estado, un organismo enfermo de corrupción y habituado a la acción subsidiaria de actores extranjeros.

 

 

La historia reciente de un país intervenido

La historia política de la primera “República Negra” en emanciparse del yugo colonial, está marcada por las turbulencias políticas, los gobiernos autoritarios y las sucesivas intervenciones extrajeras. La pobreza extrema de un territorio poseedor de oro y petróleo y la corrupción que infecta el aparato del Estado (esta enfermedad política favorece la concentración de las riquezas en manos de las elites: el 1 por ciento de la población concentra el 50 por ciento del  ingreso nacional) se señalan como los gérmenes de la crisis crónica del pequeño país.

Hacia 2003, la precipitada degradación del clima político haitiano que tomó forma de manifestaciones populares masivas, bloqueos institucionales, una dinámica destructiva entre actores políticos y la irrupción de grupos armados en la escena, favoreció la argumentación de algunos países miembros de las Naciones Unidas en pos de la eventual colaboración de una misión humanitaria o de mantenimiento de la paz en Haití. De esta manera, comenzó a discutirse sobre su “derecho de injerencia” ante la inoperancia y consecuente degradación del tejido institucional. Desde el punto de vista del Consejo de Seguridad, Haití representaba un peligro para la seguridad de la región (Gérard, 2004).

La insurrección popular que estalló en Gonaïves en 2004 y rápidamente se expandió por el territorio nacional, hizo perder el control del país a la Policía Nacional Haitiana que terminó subyugada, desmembrada y desmoralizada. Ello, sumado a la sistemática destrucción de las instituciones, motivó al presidente Aristide a revelarle al mundo entero que su población estaba en peligro. Repudiado y deslegitimado, Aristide terminaba su liderazgo político, abandonando el poder, exiliándose en la República Centroafricana y traspasando su investidura al presidente provisional Boniface Alexandre (Gérard, 2004).

 

El desembarco de la Minustah

En este clima de desconcierto y violencia crónica, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas – por Resolución 1542 (2004) instituyó la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) con el firme propósito de garantizar la seguridad y el funcionamiento democrático de uno de sus Estados Miembros.

 

 

En materia política y judicial, se instaba a “Apoyar el proceso constitucional y político (…), y fomentar los principios del gobierno democrático y el desarrollo institucional” (inc. 2.a) y a  colaborar con el gobierno a fines de extender la autoridad del Estado por todo el territorio haitiano (inc. 2. d) (Naciones Unidas, 2004: 3). La organización de elecciones democráticas libres, la expansión de la autoridad del Estado y la Iniciativa de Diálogo y Reconciliación Nacional, el Plan de Reforma Judicial, la modernización y reconstrucción del sistema penitenciario, y tres proyectos de ley sobre la Magistratura, cuentan entre las reformas encaminadas este terreno (Naciones Unidas, 2012).

Entre las iniciativas principales en materia de seguridad se inscriben la reforma policial, el Programa de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR) y el Programa Comunitario de Reducción de la Violencia, se inscriben como sus (Naciones Unidas, 2013; Gérard, 2006).

 

“Negocios solidarios”: la subscripción de Haití a la Alianza Petrocaribe

Paralelamente, el entonces presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Comandante Hugo Chávez, emprendió un novedoso experimento “solidario” y de implantación de capital: la denominada Alianza Petrocaribe (2005), llegando a diecisiete países del Caribe y América Central. Esta enviaría crudo y combustibles bajo generosos términos de crédito para que sean invertidos en autopistas, hospitales, escuelas y otros proyectos sociales, e igualmente facilitaría el intercambio de productos (Tercier, 2019). La adhesión de Haití a la Alianza Petrocaribe perturbó a EUA y detonó nuevas maniobras de injerencia.

En el día de su consagración como presidente en 2006, René Préval firmó el acuerdo de Petrocaribe y luego de dos años de negociaciones, se obtuvo petróleo y crédito de los venezolanos. No sin escandalizar a Washington y avivar su política injerencista. Pues tras el fatídico terremoto del 12 de enero de 2010, el Pentágono, el Departamento de Estado y el entonces jefe de la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití, Bill Clinton, asumieron una enmascarada cogestión del gobierno haitiano. Y en el proceso electoral de 2010-2011 encumbraron su propio candidato, Michel Martelly, quien resultó electo. (Tercier, 2009).

Desde aquélla fecha hasta 2016, el grupo Martelly está sospechado de haber malversado, malgastado y extraviado la cuenta de capital del fondo Petrocaribe. Está señalado también porque habría utilizado el dinero para la coronación de Jovenel Moïse en el Ejecutivo nacional en febrero de 2017, en el mismo momento que Donald Trump en EUA.

Intensificada la hostilidad de la Casa Blanca contra Venezuela, la ya extremadamente difícil vida en Haití, se volvió insostenible. Peor aún, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ordenó al presidente subir los precios del combustible desencadenando una explosión y revuelta popular (Tercier, 2019).

 

Tiempos de agitación: la retirada de la Minustah y una nueva crisis nacional

El 13 de Abril de 2017, la Minustah fue suplantada por la Misión de Apoyo a la Justicia en Haití (Minujusth), la cual ayudaría al gobierno de ese país a robustecer los avances conseguidos en las fuerzas de seguridad pública, derechos humanos y Estado de Derecho.

Tras trece años de permanencia en el país, el 15 de Octubre de aquél año, se producía el repliegue definitivo de los Cascos Azules, dejando así las tareas de seguridad y desarrollo en manos del gobierno nacional.

Pero en honor a la verdad, para la comunidad internacional el repliegue era osado. Se había configurado una relación de dependencia entre la gobernabilidad haitiana y la presencia de la Minustah. Esto significa que la capacidad de las instituciones de gobierno para ejercer su autoridad pública e impulsar el desarrollo económico, político y social duradero, su legitimidad y administración, dependía y aun dependen del apoyo y actuación subsidiaria de los Cascos Azules. A la vez, un país cuyo inmovilismo político gestionaba un Estado Fallido y dependiente del exterior, difícilmente lograría sentar las bases para crear un sistema político estable, autónomo y funcional porque no se erradicaban las causas de fondo de los problemas crónicos del país (IBM, 2011; Prieto, 2010; Gauthier, 2008).

El 2018, lejos de regalar calma, fue un año convulsionado. En octubre, un año después del fin de la Misión, la portada de los principales portales periodísticos internacionales se hacía eco de los acontecimientos en Puerto Príncipe: “Un informe del Senado acusaba a ex funcionarios del gobierno (entre ellos, los expresidentes René Preval y Michel Martelly) de malversación de fondos, abuso de autoridad y falsificación en relación con Petrocaribe (…)” (Europa Press, 2018).

La auditoría del Tribunal de Cuentas de Haití del 1 de febrero encontró irregularidades en el manejo de los fondos entre 2008 y 2016. Se cuestionan 4 mil millones de dólares que habrían sido utilizados para proyectos sin planificación, alterando procesos legales y transfiriendo dinero sin control aún cuando no se terminaban las obras.

La miseria y la persistente crisis económica acrecentada en ese momento por el aumento en el precio del combustible y las dificultades del sector energético, desataron una nueva catarata de protestas en las calles, que tiene como trasfondo un escándalo de corrupción. ¿Dónde está el dinero de Petrocaribe?

 

Miles de haitianos se movilizaron para exigir una investigación sobre el destino de los fondos de Petrocaribe. Fuente: Haití Liberté.

 

En este escenario de crisis nacional, descontento generalizado, violencia, represión y hasta víctimas, comenzó el 2019. Una mañana de febrero, el Diario El País de España informaba que tras la profundización de la violencia en las calles,  la embajada argentina en Haití permanecía cerrada provisoriamente y custodiada por Gendarmería para salvaguardar las personas que en ella laboran. El embajador Von Eyken definía la situación haitiana como “desbordada y fuera de control” (El País, 2019).

¿Cuál fue detonante? La revolución que tiene lugar en Haití está directamente relacionada a la de Venezuela: hambre, ira e indignación.

 

Caricatura de presidentes. Fuente: Haití BelPolitik.

 

El pueblo haitiano sostiene que su presidente ha “traicionado” a Venezuela cuando en una votación en la  Organización de los Estados Americanos (OEA), Haití votó a favor de una moción patrocinada por Washington que argüía que el gobierno bolivariano era “ilegítimo”, desconociendo la contribución recibida a través de Petrocaribe.

 

Pensando la crisis actual

La imperante revuelta social arroja luz sobre una lógica depravada ya enquistada: por un lado, Haití es el país del mundo con mayor presencia de organizaciones internacionales gubernamentales y no gubernamentales cuyo efecto secundario sería la producción de dependencia; por el otro, los magros o nulos resultados obtenidos (no generaron condiciones de autonomía). En otras palabras, siguiendo a Chávez García (2009), “el empobrecimiento estructural de Haití corresponde a una política injerencista disfrazada de ayuda humanitaria, que promueve la dependencia del país caribeño de las ayudas externas” (Chávez García, 2019: 1). Y al mismo tiempo, el castigo impuesto por los principales polos de poder mundiales por haberse convertido en el primer país de América Latina en independizarse.

Reina la tensión política. La ciudadanía haitiana vuelve a convertirse en la cabeza insurrecta de Latinoamérica, exigiendo prosperidades y cuestionando la intervención humanitaria de las potencias extranjeras. Lo que para el pueblo haitiano es la lucha por su dignidad, desvela una amplia porción de la Comunidad Internacional (Chávez García, 2019). Una vez más, un huracán político azota a Haití.

 

Bibliografía

  • Chávez García, N. (2019) Haití es el resultado de la intervención humanitaria. Análisis político de Haití. Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG). Disponible en: https://www.celag.org/haiti-resultado-intervencion-humanitaria/
  • Diario Europa Press. Nota titulada “Al menos un muerto y decenas de heridos en las protestas por el escándalo de Petrocaribe en Haití”. Sección Internacional. Fecha: 18 de Octubre de 2018. Disponible en: https://www.europapress.es/internacional/noticia-menos-muerto-decenas-heridos-protestas-escandalo-petrocaribe-haiti-20181018033533.html
  • Diario El País (España). Nota titulada “Entendiendo la crisis en Haití”. Sección Opinión. Fecha: 13 de Febrero de 2019.
  • Gérard, P. C. (2004) “Crisis del Estado e intervención internacional en Haití” [Versión electrónica]. Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal, Revista Bajo el Volcán, volumen IV (núm. 8), págs. 27-39. Recuperado de: www.redalyc.org/articulo.oa?id=28640803.
  • Laurent, M. (2010). Petróleo en Haití: Motivos de la ocupación EE.UU. – Parte II. Sitio oficial Mondialisation.ca. Disponible en: https://www.mondialisation.ca/petr-leo-en-hait-motivos-de-la-ocupaci-n-ee-uu-parte-ii/17441
  • Tercier, D. (2019) “La revolución que se desarrolla en Haití está directamente vinculada a la de Venezuela”. Revista Resumen Latinoamericano. Disponible en:
    http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/02/26/la-revolucion-que-se-desarrolla-en-haiti-esta-directamente-vinculada-a-la-de-venezuela/

 

Autora

María Eugenia Monetti: Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Siglo 21 con Posgrado en Ciencia Política y Sociología de FLACSO Argentina, y egresada de la Especialización en Políticas Públicas para la Igualdad en América Latina por CLACSO Brasil. Actualmente, se desempeña como coordinadora de un programa de salud pública municipal y docente de nivel medio. Además, dirige un taller de análisis y debate de temas de agenda (“Sociedades Inquietas”) del Programa de Extensión Universitaria para Adultos Mayores (PEUAM) de la UNVM. Ha publicado artículos académicos sobre racismo (Revista Arje de Chile), Haití (Boletín Informativo del Observatorio Domínico-Haitiano), teoría política moderna (Revista Brumario, Argentina) y sociología de las migraciones (Revista Fronteras, México).

 

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