La (des)globalización en la pandemia y el rol de las ciudades

En el marco del nuevo contexto generado por la amenaza sanitaria del COVID-19, se produjo el surgimiento de un debate que, si bien no es novedoso, se intensificó a raíz de la crisis económica y social que afecta a todos los Estados del mundo: la discusión en torno a los efectos de la globalización y su (des)aceleración. Por un lado, se encuentran quienes sostienen que este proceso de globalización, “que crea vínculos y espacios sociales transnacionales, revaloriza culturas locales y trae a un primer plano terceras culturas” (Beck, 1998), es de alguna forma el responsable de la situación que estamos atravesando. Esto en tanto que, señalan, aceleró la velocidad de propagación del virus y los Estados se mostraron incapaces de detener su avance. Por otro lado, están aquellos que creen que en este momento se vuelve imperioso reforzar la cooperación internacional, tanto técnica como financiera, entre las distintas unidades nacionales y subnacionales para paliar las consecuencias de esta crisis sin precedentes. En este sentido, la cooperación entre ciudades aparece como una novedosa y esperanzadora respuesta.

 

 

Crisis económica global

La actualización presentada durante el mes de junio del informe World Economic Outlook del FMI correspondiente a abril del año 2020, estima una fuerte caída del crecimiento global en casi 5 puntos porcentuales, 2 por debajo de las predicciones iniciales (Fondo Monetario Internacional, 2020), como resultado de caídas que se estiman entre un 5% y 7% para las principales economías desarrolladas y de 5% o más de las economías emergentes y en desarrollo en su conjunto, presuponiéndose América Latina como la región con peor desempeño (Ocampo, 2020). Ante las políticas de cuarentena e interrupción de gran parte de la actividad económica, un alto porcentaje de los trabajadores de esta región no pueden desempeñar sus roles telemáticamente. A su vez, la crisis económica en la que ya se encontraban inmersos varios de estos Estados, como el caso de Argentina, imposibilitan el desarrollo de grandes paquetes económicos y sociales de ayuda tal y como se implementaron en países considerados desarrollados, como Alemania o Reino Unido.

Asimismo, esta crisis está provocando el mayor y más rápido descenso de los flujos internacionales en la historia moderna. Los pronósticos actuales estiman una caída de entre el 13% y el 32% en el comercio de mercancías, una reducción del 30% al 40% en la inversión extranjera directa y una caída del 44% al 80% en los pasajeros de aerolíneas internacionales en 2020 (Altman, 2020).

 

Cooperación financiera

El informe del FMI citado previamente resalta la importancia de la cooperación multilateral para combatir los desafíos compartidos surgidos a raíz de la pandemia, teniendo en cuenta la escala global de la crisis. De esta forma, además de los esfuerzos realizados para apoyar los sistemas de salud, se necesita asistencia urgente para los países que enfrentan crisis de liquidez y dificultad para acceder al financiamiento externo.

Sin embargo, y a diferencia de lo sucedido durante la crisis financiera global del año 2008, en la cual tuvo lugar una fuerte cooperación financiera interestatal en el marco de los encuentros del G20, en este caso la cooperación financiera internacional “hasta ahora es muy limitada, tanto en términos de acciones adoptadas como de recursos a los cuales tendrán acceso las economías emergentes y en desarrollo. Esto es particularmente cierto en relación con los países de renta media, a los cuales pertenecen casi todos los países latinoamericanos, ya que ha habido acciones algo más relevantes –aunque de todas maneras insuficientes– para los países de más bajos ingresos y es mucho más probable que estas se profundicen” (Ocampo, 2020).

El paquete de estímulos anunciado en junio por Angela Merkel para el territorio alemán, así como otras medidas de carácter nacional y el Paquete de Rescate 2021-2027 de la Unión Europea, que destinará 390.000 millones de euros a la recuperación de naciones como Italia y España, no se replica a escala global entre los Estados nacionales.

 

La cooperación entre ciudades

Durante los últimos años, el rol de las ciudades en la definición de la agenda global de desarrollo mundial ha experimentado un crecimiento exponencial. Las ciudades se han convertido en los motores del crecimiento económico y se ha generado una competencia entre capitales globales por la atracción de talento, visitantes e inversiones. Resulta hasta cierto punto lógico que esto suceda, teniendo en cuenta que son las ciudades quienes se encuentran en mayor contacto con las problemáticas y las demandas de la sociedad.

En este marco, las ciudades no son ajenas a la crisis actual, siendo las más directamente afectadas porque es allí donde se originan los contagios y son estas las más fuertemente afectadas por la crisis económica (Straface, 2020). Ocupan así un papel central en la respuesta frente a la misma. Este escenario representa una oportunidad para acercar soluciones innovadoras, incorporando las principales tendencias en materia urbana en el mundo: la nueva espacialidad y escala humana, como ejes del desarrollo urbano y el cambio climático como la principal causa pública. Para lograr estos objetivos, los mecanismos de cooperación internacional son fundamentales para esta faz de recuperación, confirmando así el rol de las ciudades en el manejo de crisis.

Como señala Fernando Straface, Secretario General y Relaciones Internacionales de la Ciudad de Buenos Aires, “si bien la ‘diplomacia de ciudades’ no es nueva, esta crisis evidencia cuán importantes son las instituciones y foros internacionales que nuclean a las principales ciudades del mundo para debatir respuestas coordinadas a desafíos globales” (Straface, 2020). Desde el inicio de la pandemia, alcaldes y funcionarios de distintas áreas de gobierno de diferentes ciudades han compartido la respuesta de estas ante la pandemia.

En el caso de Buenos Aires, por ejemplo, Madrid le envió a la capital argentina la normativa utilizada para decretar el aislamiento, compartiendo esta a su vez sus protocolos de aislamiento con San Pablo. El Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, el propio Straface y otros ministros o funcionarios de menor rango han participado de videoconferencias con sus pares de distintas ciudades de la región y del mundo, como Bogotá, Lima, Madrid, Montevideo, París, Copenhague, Londres, Berlín y Los Angeles, por citar tan solo algunos ejemplos. Parte importante del trabajo diario en muchas jurisdicciones locales estuvo cimentado en el rastreo de políticas de respuesta a la crisis implementadas por las principales ciudades a escala global.

Esto se suma a las donaciones de insumos médicos y de protección efectuadas por ejemplo por ciudades asiáticas. Milán, Bristol, Madrid, Glasgow y Buenos Aires se encuentran entre las numerosas ciudades que recibieron insumos y/o realizaron misiones comerciales virtuales durante la pandemia (Pipa & Bouchet, 2020). En muchos casos, las ciudades enmarcaron estos intercambios en sus respectivos hermanamientos.

En el caso argentino, esta cooperación se ha estado replicando a nivel federal. Como también señala Straface, la ciudad de Buenos Aires armó su propio programa de voluntariado para asistir a adultos mayores tras conocer la experiencia de La Plata. Además, la Ciudad de Buenos Aires compartió su estrategia para reorganizar el gobierno y para fortalecer el sistema sanitario con ciudades de todo el país, así como diferentes iniciativas como “Cultura en Casa”.

 

Cooperación y redes de ciudades

Además de las relaciones bilaterales, una gran parte de la cooperación entre ciudades se canaliza a través de redes de ciudades. Estos organismos multilaterales fueron reactivados para atender a las demandas generadas por la pandemia, aunque surgieron hace unas décadas para atender a demandas específicas. En este sentido, bajo el liderazgo del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Alcaldesa de Paris se lanzó en 2017 el Urban 20 (U20), para brindar espacio para que las ciudades se involucren en el G20. “Su objetivo es facilitar un compromiso duradero entre el G20 y las ciudades, elevar el perfil de los problemas urbanos en la agenda del G20 y establecer un foro para que las ciudades desarrollen un mensaje colectivo y una perspectiva para informar las negociaciones del G20. El U20 se centra en el cambio climático y el nexo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y está convocado por C40 Cities en colaboración con Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU)” (C40; Ciudades y Gobiernos Locales Unidos, 2017; C40; Ciudades y Gobiernos Locales Unidos, 2017).

Siguiendo con la Ciudad de Buenos Aires, forma parte de numerosas redes de ciudades, entre las que se cuentan Mercociudades, la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI), Metropolis, Asociación Internacional de Ciudades Educadoras, C40, Red de Ciudades Creativas UNESCO, ICLEI, Red de Ciudades Arcoiris, por tan solo mencionar algunos ejemplos que den cuenta del vasto abanico de temáticas que estos organismos multilaterales abarcan. El Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ostenta actualmente la Vicepresidencia Regional de C40 junto a la alcaldesa de Bogotá y la Ciudad forma parte del Comité Directivo de la Red.

En nuestro país, este multilateralismo no se trata de un fenómeno únicamente porteño. Por ejemplo, en lo que respecta a Mercociudades, está integrada por 137 municipios argentinos. Así, la presidencia de la Red, que actualmente se encuentra en manos de Asunción, la tuvo Córdoba en 2018 y el año que viene la poseerá Tandil, siendo la primera ciudad intermedia en presidirla. A su vez Rosario, Santa Fe y Córdoba se encuentran participando activamente del proyecto Ecologistics, liderado por la Red ICLEI, que fue desarrollado para promover instrumentos eficaces de regulación, de planificación y de logística en todos los niveles del gobierno para apoyar el transporte de carga urbano bajo en carbono.

Desde el comienzo de la pandemia, las ciudades han recurrido a las redes de ciudades para encontrar y compartir soluciones y experiencias. “Por ejemplo, Metropolis y CGLU lanzaron la plataforma Cities For Global Health para fomentar el intercambio sobre la gestión de los aspectos sanitarios de la crisis” (Pipa & Bouchet, 2020). Bloomberg Philanthropies también se encuentra implementando diferentes iniciativas para hacer frente a la crisis, como un Podcast en el cual funcionarios de distintas administraciones a nivel mundial exponen su experiencia al frente de las mismas. Esto se suma a los incontables webinars organizados a lo largo de estos meses y al modo en que las distintas redes han adaptado sus habituales convocatorias para proyectos de cooperación al escenario actual.

Las redes de ciudades pueden constituir una buena alternativa porque “proveen una plataforma de cooperación internacional que trasciende la geopolítica de los países y el signo ideológico de los gobiernos” (Straface, 2020). En este sentido, como ya fue mencionado con anterioridad, este contexto de pandemia representa una oportunidad para la consolidación de las redes y de los mecanismos de cooperación propios de cada una de ellas. Para ello, las ciudades deben comenzar a destinar un mayor porcentaje presupuestario a la cooperación multilateral, para que los municipios pequeños o medianos puedan tener una mayor participación. A medida que el rol de las redes de ciudades en el escenario internacional, es importante evitar que estas, en tanto organismos multilaterales, ganen preminencia sobre las ciudades que la integran (Pipa & Bouchet, 2020), para evitar caer en las cuestionadas plataformas tradicionales.

 

Conclusiones

Para eficientizar y mejorar la respuesta ante los nuevos desafíos globales, es fundamental que las ciudades interactúen con sus pares globales, compartiendo buenas prácticas y facilitando la difusión de innovaciones. Dando respuesta a la pregunta del comienzo, no considero que estemos asistiendo (o que vayamos a asistir) a una desaceleración del proceso de globalización. Simplemente creo que los mecanismos por los cuales esta se va desarrollando se encuentran en profunda transformación, en la cual la diplomacia de ciudades desempeñará un rol fundamental.

La pandemia del coronavirus generó un contexto propicio para el incremento en la relevancia de las redes de ciudades. La recuperación económica y la adaptación de los espacios urbanos para el contexto postcrisis sanitaria seguramente tendrán a estas instituciones multilaterales como actores fundamentales y su eficacia para desenvolverse dependerá del funcionamiento y desarrollo futuro de las ciudades.

 

Bibliografía

  • Altman, S. (2020). Will Covid-19 Have a Lasting Impact on Globalization? Harvard Business Review.
  • Beck, U. (1998). ¿Qué es la Globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica.
  • C40; Ciudades y Gobiernos Locales Unidos. (2017). Urban 20 (U20).
  • Fondo Monetario Internacional. (2020). World Economic Outlook Update.
  • Ocampo, J. A. (2020). La cooperación financiera internacional frente a la crisis económica latinoamericana. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
  • Pipa, A., & Bouchet, M. (2020). How to make the most of city diplomacy in the COVID-19 era. Brookings.
  • Straface, F. (2020). Cooperación urbana global, una respuesta a la pandemia. La Nación.

 

Autor

Federico Olagaray: Máster en Negocios Internacionales por la Universidad de East Anglia (Reino Unido). Licenciado en Relaciones Internacionales y Ciencia Política (UCC). Estudios en SciencesPo (París). Experiencia en consultoría.

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