Por Hector Lovaiza
Con este análisis caracterizado por lo histórico, pretendo introducir a una temática amplia y compleja como los es la reedición de la relación entre Argentina y la OTAN. Por lo cual a este escrito le seguirán un hilo de análisis.
Por instrucción del presidente Milei, el ministro de Defensa, Luis Petri, se reunió el día 18 de abril con Mircea Geoana, número 2 de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) donde presento una carta de intención para que nuestro país ingresara a la membresía de dicha alianza militar internacional, iniciando de esta manera el proceso de aprobación para que Argentina pueda adquirir la categoría de “socio global”. Esto no es un hecho aislado en accionar político del actual gobierno como así de la historia política nacional. El gobierno en curso recientemente tomo la decisión de comprar aviones F-16 a Dinamarca, la retórica y presión ejercida sobre la base espacial China en el sur, demarcando uno de los enemigos en la narrativa, como la participación en la cumbre por la paz en Suiza, donde brindo un fuerte respaldo al presidente ucraniano, fundamenta que este accionar no es segregado. Se ahonda en esta percepción la designación como “aliado extra-OTAN “en 1997, logro de la política exterior del presidente Menem, cuyo fin era ingresar como miembro pleno de la organización, siendo rechazada en 1999. Esta similitud entre estos dos mandatarios azuza a escudriñar y reflexionar sobre el marco en el cual se despliegan ambas acciones. Es por el que avanzare en el análisis con interrogantes como ejes, aclarando la pretensión de que este escrito sea disparador, o introducción, para una pléyade de investigaciones por la complejidad y longitud de la temática. Por esta razón, este tópico tiene una fuerte impronta histórica. Aclarado, me remito a los interrogantes: ¿son similares los contextos? ¿Quién es el de mayor interés, y beneficiado, la OTAN o nuestro país?
¿Qué es la OTAN?
La OTAN es una alianza política y militar creada en 1949 mediante el Tratado de Washington, base jurídica/institucional. Emergió en la inmediata posguerra donde era acuciante la política expansionista de la Unión Soviética por lo cual era imperiosa la toma de acciones colectivas, que desencadenaron en la creación de esta alianza en el marco del artículo 51 de la Carta de la organización de Naciones Unidas (ONU), donde está previsto el uso de la fuerza colectiva ante ataques. La organización atlántica tiene un compromiso de resolución pacífica de las controversias bajo la egida del artículo 5 del tratado fundacional, eje central para comprender este suceso político. El mismo sostiene que un ataque armado contra un miembro, o varios, de la mismas será considerado como una agresión contra todos las partes, autorizando inmediatamente a la resolución individual o colectiva contra el atacante, siendo la utilización de la fuerza una de las opciones.
Contexto
El ámbito internacional es divergente con relación a la situación donde se desplego la política internacional del menemismo. La década del 90 estuvo signada por el desmembramiento de la Unión Soviética y la instalación de la unipolaridad dirigida por los Estados Unidos. Era el occidente del atlántico el único garante de la paz y el desarrollo. Esa etapa se modificó diametralmente en la actualidad con componentes narrativos y políticos que caracterizaron a la guerra fría, lo cual no es extraña en el devenir histórico. Como respuesta a la OTAN, en 1955 se crea el “Pacto de Varsovia”, una alianza cuyo objetivo era poder solucionar de una forma pacífica sus conflictos internos, apoyar la defensa mutua y dotarse de seguridad jurídica frente a los países de Europa Occidental y, sobre todo, frente a la organización militar que los agrupaba. Era ostensible la bipolaridad geopolítica que contaba con un marco organizacional expresivo de la confrontación. La Unión Soviética ni el Pacto de Varsovia existen, pero la contienda se presenta de manera bifurcada en diferentes superficies del planeta, emulando el escenario de la bipolaridad con antiguos y nuevos actores. Rusia, China, Estados Unidos, y la Unión Europea como supra Estado, además de diversos puntos conflictivos: Ucrania, el conflicto árabe/israelí y Taiwán. Es pertinente subrayar el nuevo concepto de política exterior del gobierno ruso, que en cierta medida es una reedición del Pacto de Varsovia. Uno de los objetivos estratégicos es: la creación de condiciones externos favorables para el desarrollo de Rusia y, la oposición a la hegemonía en los asuntos internacionales.
Intereses de argentina y la OTAN.
Este nuevo capítulo de relación fluctuante entre Argentina y la alianza militar atlántica marcada por el presidente Milei, y sostengo el adjetivo “fluctuante, porque se pasó de una confrontación bélica en Malvinas, hasta un alineamiento automático en la década de 1990, siendo la pasividad en el trascurso del gobierno kirchnerista, busca convertir a nuestro país en socio global, estatus en el cual solamente Colombia ocupa como representante latinoamericano. Esta condición permitirá a Argentina participar en actividades conjuntas como ciberdefensa, no proliferación, contraterrorismo, intervenciones humanitarias y modernización del equipamiento militar bajo los estándares de la OTAN, además de la visión y deseo del presidente por liderar, y liberar, occidente del comunismo o estatismo, discurso que se acopla a la visión bipolar donde existe un enemigo a quien confrontar y eliminar. Ahora, y remitiéndome al interrogante, ¿se ve beneficiada, o persigue intereses, la organización militar? Indefectiblemente le permitiría disponer de un mayor control en una zona rica en recursos naturales, además de una entrada al continente antártico. Todo esto está en ciernes. Lo que es factible primeramente es la complejidad de ser un miembro pleno a razón del artículo 10 de su constitución donde solo los países europeos pueden ser parte, lo que presagia nuevamente su rechazo. En segundo lugar, Rusia y sus aliados serán factiblemente nuestros enemigos marcando una tajante diferencia con relación a la neutralidad argentina en la segunda guerra mundial como durante el trascurso del siglo XX soslayando su última década.
