
Por Agustina Bonatti
Estados Unidos es uno de los países más importantes del mundo. Por otro lado, Argentina es el país más austral del globo y se encuentra ubicado en la región con mayor desigualdad… ¿Será posible que el nuevo líder estadounidense siga los pasos a un presidente del “tercer mundo”? ¿A que lineamiento responde estos lideres?
Desde hace aproximadamente poco más de un mes, cuando Donald Trump asumió nuevamente como Presidente de los Estados Unidos, estoy pensando en esto: no solo por el expreso alineamiento que demuestra nuestro presidente Javier Milei, sino también por el apoyo y los guiños que públicamente POTUS demuestra.
¿Diferencias o similitudes entre los lideres?
A simple vista, Javier Milei enarbola su mandato presidencial bajo la arista económica, abogando por el libre mercado. Esto no sucede en el país del norte, ya que Trump anunció varias medidas proteccionistas que, si bien no se encontraron dentro de sus primeras 16 medidas (de 100 que había prometido), muchas de ellas están alineadas indirectamente con esta idea, como ha sido la suspensión de los fondos del USAID.
Decisión que retomo, ya que para justificar esto se habló de una revisión de los programas de ayuda y se comentó cuáles iban a quedar fuera de la discusión de la concesión de fondos: aquellos orientados al aborto y al género; que vienen de la mano con una de sus primeras medidas: poner fin al reconocimiento por parte de la administración de un género distinto al masculino o femenino. Bien, ¿y en qué compete esto al presidente argentino?
Justamente en que 4 días después de la asunción de Trump, en el Foro de Davos, el discurso terminó con todas las miradas colocadas en los párrafos que el mandatario dedicó a hablar de las personas heterosexuales, mostrando un claro alineamiento con las ideas del líder republicano. Ambos líderes han demostrado su rechazo a la llamada ideología Woke.
La batalla cultural
Otras de sus coincidencias han estado en marcar fuertemente su ideología a través del renombramiento de edificios públicos o landmarks. En el caso argentino, vemos que el ex edificio del correo llamado “Centro Cultural Kirchner”, ahora pasó a llamarse “Palacio Libertad”; también es el caso del salón de las Mujeres Argentinas del Bicentenario de la Casa Rosada pasará a llamarse el de Salón de los Próceres, donde se colgó un cuadro del ex presidente Carlos Menem. En el norte del continente, Trump cambió el nombre del “Golfo de México” por “Golfo de América”, como así también tiene en vistas mudar el de la Montaña Denali por el Monte McKinley.
Por otro lado, sus acuerdos con los privados vienen en alza, sobre todo con Elon Musk, referente que ambos han utilizado en sus campañas y han referenciado en sus primeros días de gobierno. Destacando el empresario como otra personalidad influyente en la actualidad que rechaza la ideología Woke, es decir, como lo describe el diccionario de Oxford: “estar consciente de temas sociales y políticos, en especial el racismo”.
Otra cuestión a prestar atención son las drásticas decisiones que se han tomado respecto a las relaciones internacionales. En este sentido, vemos que Argentina ha roto en gran parte con su política de multilateralismo, alineando claramente con Estados Unidos: se abstuvo votando una resolución de la ONU para condenar la agresión rusa a Ucrania y desvincularon a la anterior canciller, Diana Mondino, por votar en contra del embargo económico de EEUU a Cuba, quien buscó seguir la posición histórica del país. Así como también la renuncia a integrar parte de los BRICS porque “el gobierno no se va a alinear con comunistas”.
En este sentido, vemos que Estados Unidos, comenzó a flaquear en su relación con Ucrania por la ocupación rusa, teniendo un encuentro unilateral Estados Unidos con Rusia. Al igual que la decisión de no enviar representantes estadounidenses a Sudáfrica para la próxima cumbre del G20, debido a diferencias entre Trump y el mandatario sudafricano Cyril Ramaphosa.
Una variante oculta
Pues bien, vemos que las coincidencias son varias y dan qué hablar, pero hay algo a lo que no estamos prestando atención: quien reivindica una ideología totalmente en línea con el líder argentino es el Vicepresidente de los Estados Unidos, J.D. Vance.
La misma está caracterizada principalmente por el conservadurismo a nivel social; la crítica a las élites y, como consecuencia, la cercanía de la clase trabajadora; la soberanía nacional como bandera ante las decisiones de política exterior; y, por último, la influencia del pensamiento religioso e intelectual como argumento ante la toma de decisiones.
Hasta ahora siempre hemos puesto en primer plano a los presidentes, pero… ¿Qué sucede con él? ¿Cuánta influencia tiene? En su backup se evidencia contenido que a Milei le atrae.
Entonces… ¿nuevos lideres de la derecha conservadora?
Como planteaba al principio, me es difícil pensar que el jefe de Gobierno del hegemón esté mirando a un presidente de su “patio trasero” para guiar de una nueva manera su accionar. Sin embargo, quizá esto no suceda, simplemente Javier Milei está en el ojo del mundo por su autenticidad, algo que Trump lo logró bajo otro esquema de valores en su primer mandato. No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que su alineamiento es innegable.