Por Matías Caro
Recientemente los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil y Gustavo Petro de Colombia, en un comunicado conjunto, insistieron en la necesidad de difundir las actas electorales “desglosadas por mesa de votación”, ya que para ellos “la credibilidad del proceso electoral sólo podrá restablecerse mediante la publicación transparente de datos desglosados y verificables”
El efecto de las actas
A esta altura de los acontecimientos es obvio que ni el Consejo Nacional Electoral, ni el gobierno de Nicolás Maduro tienen las actas que certifiquen el triunfo del oficialismo. Sin embargo, Lula y Petro no han querido sumarse al largo listado de primeros mandatarios y organizaciones internacionales que han denunciado el fraude en Venezuela y de allí la apelación a las actas.
Pero supongamos que mágica o fraudulentamente tales actas aparecen ¿Alcanzaría para “reestablecer” la credibilidad en el proceso electoral venezolano como afirman los presidentes de Brasil y Colombia? La respuesta es no.
¿Qué implican las elecciones?
La democracia implica mucho más que el acto eleccionario, implica una serie de derechos y garantías que hagan tales elecciones competitivas y justas. El proceso eleccionario venezolano del pasado 28 de julio fue tan escandalosamente viciado que ningún acta podría restablecer la credibilidad del triunfo de Maduro. Hay por lo menos 10 motivos que dan cuenta de esto:
- En Democracia los ciudadanos pueden elegir libremente entre opciones, sin embargo, ante la victoria arrasadora de María Corina Machado en las primarias opositoras y la amenaza que suponía, su candidatura fue rápidamente proscripta apelando a una inhabilitación administrativa de 2015. Machado delegó su candidatura en Corina Yoris, a quién tampoco se le permitió competir, apelando esta vez a trabas en su inscripción, para que finalmente la principal candidatura de la oposición fuera delegada en Edmundo González Urrutia.
- En una Democracia los ciudadanos deben tener derecho a expresar sus preferencias y hacer campaña por sus candidatos, pero en Venezuela existieron alrededor de 200 arrestos por motivos políticos durante la campaña electoral, sin contar los 6 directivos de la campaña de María Corina Machado que debieron refugiarse en la Embajada Argentina y que motivó la expulsión del cuerpo diplomático rioplatense de Venezuela.
- En elecciones democráticas los ciudadanos deben poder acceder a variadas fuentes de información. En Venezuela el oficialismo controla casi la totalidad de los medios de comunicación y durante este proceso decenas de medios opositores fueron cerrados o dados de baja.
- En Democracia los ciudadanos deben poder ejercer su derecho al voto sin restricciones legales o administrativas. Se estima que existen 7.7 millones de venezolanos fuera de su país, de los cuales 5 millones tienen edad de votar. Muy probablemente la abrumadora mayoría de los venezolanos en el extranjero abandonó el país debido al chavismo y de allí que son votos presumiblemente opositores. Es por esto que a través del establecimiento de requisitos ilegales y trabas administrativas el oficialismo venezolano se aseguró de que menos de 70.000 de los 5 millones de venezolanos en condiciones de votar en el exterior pudieran hacerlo.
- En una Democracia los ciudadanos deben poder votar sin miedo o amenazas, es decir todo lo contrario a lo sucedido en Venezuela, dónde el gobierno a través de organizaciones armadas estatales y paraestatales se dedicó intensivamente a la intimidación de los votantes opositores.
- En una Democracia los votos no se compran ni se vendan, sin embargo, Venezuela ha implementado un sofisticado control clientelista de la ayuda social a través del Carnet de la Patria, el cual sirve para direccionar la ayuda estatal en función de las expectativas de apoyo político y electoral.
- En una Democracia los ciudadanos tienen derecho a fiscalizar el proceso electoral, pero en Venezuela las limitaciones a los fiscales de la oposición para instalarse en los centros de votación y luego para presenciar el escrutinio fueron moneda corriente.
- En una Democracia los resultados reflejan la voluntad de los electores. En Venezuela, todas las encuestas reales antes de la elección, los boca de urna, el conteo rápido de la oposición y el 83% de las actas provistas por la oposición y que se pueden consultar en este sitio: https://resultadosconvzla.com/ marcan un triunfo de Edmundo González Urrutia por casi 40 puntos, al contrario de lo dictaminado por el Consejo Nacional Electoral.
- En una Democracia el organismo electoral es imparcial, pero en Venezuela el Consejo Nacional Electoral ha demostrado, elección tras elección, responder a los intereses del oficialismo, con proscripciones y persecuciones de opositores y con muchas otras medidas como las denunciadas recientemente por uno de sus miembros Juan Carlos Delpino.
- En una Democracia existen mecanismos para impugnar los resultados en caso de que se considere al proceso o a los mismos viciados, y si llegamos hasta acá las limitaciones del proceso ya están claras, sin embargo, estamos a las puertas de un proceso judicial contra Edmundo González Urrutia por la obviedad de sostener que era el legítimo ganador de la elección y brindar abrumadoras pruebas al respecto.
Es por esto que estoy convencido de que la ausencia de las actas no alcanza para justificar la falta de condena a un régimen autoritario y que el compromiso democrático de la región debe ir más allá de la ideología y los alineamientos políticos.
Autor
Matías Caro es Master of Science por la University of Leeds y politólogo por la Universidad Católica de Córdoba. Es profesor de Derecho Político, autor de artículos académicos en revistas nacionales e internacionales. Se ha desempeñado como observador electoral internacional.