
Por Torres Camila Rocio
El actual príncipe de Gales es William Winsor hijo del rey Charles III de Gran Bretaña. Este último fue él heredero al trono con más años en ostentar dicho título real, 70 años para ser exactos. ¿Nunca te preguntaste por qué un heredero de la corona británica -de ascendencia anglogermana- ostenta un título galés? ¿Conoces la leyenda y predicción de Merlín sobre el dragón rojo y blanco?
La leyenda del dragón rojo
El relato tiene su origen en el escrito medieval de Geoffrey de Monmouth “Historia Regum Britanniae”, que del latín se traduce como “historia de los reyes de Bretaña”. Este libro cuenta con un recopilado de reyes que datan de aproximadamente del 1100 a.c hasta el 639 d.c cuando los sajones invadieron la isla británica.
La leyenda cuenta que el rey Vortigern buscaba un lugar para construir un castillo. El monarca decidió montar el mismo sobre las laderas de Dinas Emrys, el problema fue que las torres una vez construidas se derrumbaban y los cimientos no eran estables.
Aquí es cuando aparece en escena un joven mago llamado Merlín quien le dijo al rey que era imposible construir un castillo allí, ya que, debajo de la tierra dormían en una laguna dos dragones: uno blanco y otro rojo.
Los siervos del monarca comenzaron a escarbar sobre la ladera provocando que ambos dragones despierten y se enfrentarán en una feroz batalla. Lo que al principio parecía ser una victoria inminente por parte del dragón blanco finalmente ganaría el dragón rojo. Merlin entonces predijo que el dragón rojo representaba al pueblo de Vortigern -los galeses nativos – en sus próximas batallas contra los ejércitos sajones invasores -que se convertirían en los anglosajones-.
Origen del título del “príncipe de Gales”
Durante siglos, Gales estuvo compuesta por un variado conjunto de reyes y señores feudales bajo una misma identidad cultural e idiomática, pero separados en jurisdicción. En el siglo XIII fue reconocido como primigenio príncipe de Gales a Llywelyn ap Gruffydd “el último”, quien se convertiría en el primero en conseguir la unificación de casi todo Gales bajo una misma jurisdicción.
A mediados de 1277, el entonces rey de Inglaterra Eduardo I “longshanks” planeó invadir y conquistar las tierras de Gales. Esto fue a raíz de que Llywelyn se negó a rendir homenaje a Eduardo. Este lanzaría la primera campaña militar contra él.
Aunque no lo destruyó del todo, Eduardo obligó a Llywelyn a firmar el Tratado de Aberconwy, que reducía considerablemente su poder. Finalmente en 1282, estalló una rebelión galesa liderada por Dafydd ap Gruffudd, hermano de Llywelyn. Este último se unió a la lucha, pero esta vez Eduardo los derrotó por completo, dando por terminada la independencia de Gales.
Longshanks le daría el título de príncipe de Gales a su hijo Eduardo II iniciando así la tradición de la monarquía británica de investir a el primogénito y heredero varón con dicho título.
Simbolismo actual para el nacionalismo de Gales
En la actualidad, tanto el “y ddraig goch” -el dragón rojo- y el príncipe de Gales poseen el mismo peso simbólico para el nacionalismo gales. Muchos consideran que la apropiación del título les hace recordar el dominio inglés y su afán por negar durante siglos su derecho a profesar sus propias costumbres, lengua y cultura.
De hecho, tras la muerte de la reina Isabel II y tras la investidura de Williams como príncipe de Gales, hubo una seguidilla de manifestaciones nacionalistas pidiendo la abolición del título.
La frase “Y Ddraig Goch Ddyry Cychwyn” –el dragón rojo resiste- es para los galeses la promesa de su no desaparición y resistencia contra la imposición de una cultura ajena en sus comienzos. Por eso, hay un deseo simbólico -y para algunos, político- de que el verdadero Príncipe de Gales debería ser galés, no alguien nombrado desde Westminster.