Por Alfonso Lorenzo de Olmos
En los días 30 de junio hasta 2 de julio de 1934, Adolf Hitler concedió la orden de purgar a la organización paramilitar dentro de su partido, las S.A., bajo el nombre de “Operación Colibrí”. Seguido de ello, fueron también perseguidos elementos de partidos conservadores de derecha, lo que ayudó a Hitler en su consolidación de poder total dentro de Alemania.
Alemania en 1934
Alemania había tenido un 1933 lleno de eventos bastante consecuenciales desde la asunción de Adolf Hitler. Dentro de ese año estuvo el incendio en el Reichstag lo que llevó al arresto de cientos de miembros políticos con afiliaciones a los partidos de izquierda. Seguido de ello, una ley marcial que el presidente Paul Von Hindenburg y Adolf Hitler llevaron a cabo para cerrar los partidos comunistas, liberales y socialdemócratas, que fueron declarados responsables del siniestro y fueron enviados a los campos de concentración.
Más tarde, la declaración de guerra comercial entre Alemania y la comunidad judía internacional que llevó a ambos lados realizar boicots de productos y bienes. La tensión entre ambos bandos frenó por un rato cuando un grupo de sionistas alemanes firmó un pacto de con Alemania para trasladar a los judíos residentes hacia Palestina. Este acuerdo se llamaría “El Acuerdo de Haavara”, lo que permitiría a miles de judíos residentes en Alemania ir a Palestina con sus respectivos bienes personales, incluyendo su familia.
A su vez, Alemania saldría de la Liga de las Naciones y formaría sus primeros acuerdos internacionales. El primero sería con el Vaticano el 20 de Julio de 1933, vía el vicecanciller Franz Von Papen y el secretario de la Santa Sede, Eugenio Pacelli, lo que permitiría garantías al catolicismo dentro de Alemania mismo. Luego establecería su alianza con el Imperio de Japón, quien había salido de la Liga de las Naciones.
Sin embargo, 1934 era un año bastante difícil para Alemania y Adolf Hitler. Más allá de ser querido por su gente, lo mismo no se podía decir de sus unidades, entre ellas las llamadas Sturmabteilung, mejor conocidas como las S.A. bajo el liderazgo de Ernst Rohm, uno de los primeros miembros del partido nacional socialista, quien luego abandonó las filas después del fracasado putsch de 1923. Pero volvería en 1930 a reorganizar a dicha milicia bajo su liderazgo.
La Rivalidades Internas dentro del Partido Nacional Socialista
Más allá de que los notables jerarcas del partido nacionalsocialista tuviesen gran lealtad a la figura de Adolf Hitler, siempre existieron rivalidades internas entre ellos, bajo el deseo de suceder de Hitler o más prosperar bajo su mandato mediante sus agendas personales.
La más destacada rivalidad era entre Hermann Göering y Heinrich Himmler contra el líder de las S.A., Ernst Rohm. Rohm mismo empezaba a hablar de una segunda revolución con los camisas pardas y ansiaba con que estas se convirtiesen en la fuerza gobernante en Alemania. Según el propio Rohm, las S.A. eran el movimiento revolucionario del Nacional Socialismo. De todas formas, esta visión radical molestaba no solo a Göering y Himmler, sino que también a las Fuerzas Armadas alemanas, el presidente Paul Von Hindenburg y el vicecanciller de ese entonces, Franz Von Papen. Estos últimos de las fuerzas y ciertos sectores de la Acción Católica alemana llegarían a advertir a Hitler que si no hacía algo con respecto a Rohm, entonces Hindenburg lo destituiría de su mandato de canciller y las fuerzas armadas lo reemplazarían.
Hitler, por su parte, respetaba a Ernst Rohm por su carácter de líder, más allá de los distanciamientos que existieron incluso antes de su llegada a la cancillería. Pero no dudó en compartir su creciente indiferencia con las S.A. por la forma que ejercicios violencia en las calles. Sobre todo después de su victoria electoral y ya empezó a considerar en tomar medidas en el asunto antes que Hindenburg y Von Papen lo hicieran. Para ello, tras recibir informes por parte de Himmler y Reynard Heidrich sobre un complot de las S.A, el canciller llamó a llevar a cabo “Operación Colibrí” para arrestar a Ernst Rohm y reducir a las S.A en cuanto a su poderío.
Los Días del Evento de Operación Colibrí
En la noche del día 30 de junio, la Operación Colibrí dio comienzo y dos ciudades fueron escenarios de arrestos y asaltos a las residencias de miembros de las S.A., al igual que de algunos miembros del plano católico, como la Acción Católica, miembros del Centro Católico y algunos sacerdotes jesuitas en el proceso. Las dos ciudades resultaron ser Münich y Berlín.
Por el lado de la ciudad bávara, la mayoría de los integrantes de las S.A. terminaron siendo capturados, arrestados y ejecutados en prisión horas y/o días después. El más destacado de todos los arrestos fue el de Ernst Rohm, donde Adolf Hitler participó de su captura y le dijo personalmente que estaba bajo arresto por complot de traición. Más tarde sería fusilado por sus captores en la prisión de Stadelheim.
Mientras que, en Berlín, la mayoría de los enemigos políticos de Adolf Hitler y miembros de la Acción Católica fueron capturados y ejecutados por las SS. Entre ellos, se encontraron el último canciller de la República de Weimar, Kurt von Schleicher; Gregor Strasser, que hasta 1932 sólo había sido superado por Hitler en el Partido Nacional Socialista; el ex separatista bávaro Gustav von Kahr; el crítico conservador Edgar Jung; y el profesor católico Erich Klausener. El vicecanciller Franz von Papen escapó por poco de ser incluido entre las víctimas y renunció a su cargo tres días después (3 de julio) para luego trabajar como embajador en Austria y años después en Turquía. En cuanto a miembros del clero alemán, la más destacada de las víctimas fue el monseñor jesuita, Bernard Stempfle, quien fue ejecutado en las afueras del campo de Dachau.
Resultados Finales
Gracias a los eventos de la Operación Colibrí, Adolf Hitler no se tuvo que preocupar de las S.A. hasta el final de su vida. En su lugar, las Fuerzas Armadas de Alemania y las S.S. serían las encargadas del plano de la seguridad nacional e internacional.
A su vez, tampoco tendría que lidiar con Hindenburg por mucho, ya que este se encontraba al final de su vida por edad avanzada y moriría en agosto de 1934. Como resultado de ello, Hitler lograría el poder definitivo en Alemania y pondría sus objetivos en terminar con el desempleo que aún estaba presente y completar la recuperación económica y militar de su país.
De todas formas, esto no evitó a que recibiese masivas críticas de la prensa internacional, cosa que molestó al propio Hitler por semanas, al igual que por las olas de emociones que tuvo en los sucesos del 30 de junio. Por su suerte, estaba las aprobaciones de algunos de su círculo por manejar la situación de las S.A. y de Rohm por parte de las Fuerzas Armadas. Al mismo, su imagen en el país seguía elevándose gracias a su purga de las camisas pardas y como aceptaron la versión de Hitler de los eventos de Operación Colibrí.
Sin embargo, los verdaderos vencedores de ese suceso han sido sin lugar a dudas, Hermann Göering, Reinard Heydrich, Joseph Goebbels y Heinrich Himmler, ya que sus figuras crecieron, al igual que su importancia dentro del Tercer Reich y serían más prevalentes en los años que seguirían en Alemania, junto con Adolf Hitler.
Bibliografía
- Tolstoy, Nikolai (1972). Night of the Long Knives.
- Mau, Herman (1972). “The ‘Second Revolution’ – June 30, 1934”
- Kershaw, Ian (1999). Hitler: 1889–1936 Hubris. New York: W. W. Norton & Company.
- Kershaw, Ian (2001). The “Hitler Myth”: Image and Reality in the Third Reich. Oxford: Oxford University Press.
- Kershaw, Ian (2008). Hitler: A Biography. New York: W.W. Norton & Company.
- Evans, Richard (2005). The Third Reich in Power. New York: Penguin Group.
