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Quiubo, Mi parce Cruz Roja

Pese a la subjetividad inherente del autor al ser miembro activo de la Institución, el siguiente artículo es el primero de un análisis inclusivo sobre la acción de la Cruz Roja Colombiana – en coordinación con el Comité Internacional y la Federación de la Cruz Roja – en el proceso de negociación con las guerrillas insurgentes de Colombia y el socorro a la población – civil y militar – víctima del flagelo de la guerra. Este primer artículo incluye un recorrido por la historia de Colombia en casi medio siglo de guerra civil y el proceso de conversaciones que llevarían a las partes, finalmente, hacia el diálogo por la paz.

EL INICIO DE LA GUERRILLA

Habían pasado solamente dos semanas desde la posesión presidencial de Guillermo León Valencia, cuando los hechos de violencia impusieron y determinaron la agenda del gobierno. No era para menos. El Frente Nacional, pactado por el liberalismo y el conservadurismo para quitarle combustible al incendio de la violencia, había logrado alguna disminución en su fuerza destructora, pero en este segundo gobierno aún se mantenía viva la hoguera de los odios. Al asumir su cargo, el presidente Valencia era consciente de que si la suya iba a ser una tarea de paz, como lo había afirmado en su discurso de posesión, había una realidad nacional que debía cambiarse. Sólo entre 1948 y 1953 se habían sepultado más de 153 mil víctimas de la violencia y no había razones para pensar que las raíces de ese mal hubieran sido arrancadas.

Se conoce como el estallido social del 9 de abril cuando, como eco de la insurrección popular en Bogotá, aparecieron en provincia los gobiernos populares, las juntas revolucionarias y, a su sombra, las milicias campesinas.   En este contexto, en 1964 surgió la organización guerrillera FARC, simbolizando el inconformismo de un sector campesino olvidado por el Estado y reprimido por la bota militar. Su estrategia combinó la guerra popular prolongada de la revolución china – con la guerra insurgente de los nicaragüenses Sandinistas, y siempre tuvo como guía el modelo de la URSS.

La revolución cubana entusiasmó a sindicalistas, estudiantes y jóvenes profesionales hasta el punto de dar a la aparición de otro grupo guerrillero, el Ejército de Liberación Nacional (ELN). De este modo, al finalizar la década de los 60, el país se enfrentaba a la acción de dos grupos guerrilleros y a la aparición de una nueva violencia que intensificarían, más tarde, el Ejército Popular de Liberación (EPL) y el M 19, protagonista de los hechos de noviembre de 1985.

SOCORRO NACIONAL… REACTIVO

El estallido social del 9 de abril había dejado al descubierto la debilidad del aparato estatal para proteger los bienes y la vida de los ciudadanos en casos de catástrofes, fuera de orden natural o social. Por esa razón, porque había llenado un vacío y respondido a una necesidad, la actividad de la Cruz Roja había sido aplaudida como oportuna y eficaz.   

Pero al examinar desde dentro el conjunto de operaciones que se habían llevado a cabo, fue evidente que habían sido de carácter reactivo, impuestas por los acontecimientos.  Por ello, era claro que se necesitaba un reforzamiento de lo preventivo para mitigar e intervenir no solo en los efectos, sino en las causas del sufrimiento colectivo causado por esta guerra.

Sí, guerra. Como a tal lo ha tratado la Cruz Roja Colombiana desde el inicio, que en la última década del siglo multiplicó sus acciones dentro de una orientación que se proponía ir más allá de lo asistencial.

LA BATALLA POR LA PAZ

Entre las ambulancias de la guerra de los mil días y los siete grupos de voluntarios que se movilizaron el 7 de enero de 1999 en San Vicente del Caguán, había una distancia de casi un siglo. La natural diferencia de actividades que imponían los dos escenarios: el de comienzos de siglo, era el de la guerra; y el otro, el de fin de siglo era el de una nueva batalla por la paz; pero en las dos fechas históricas la Cruz Roja estuvo presente con el mismo espíritu: “contribuir a la mitigación del sufrimiento de los colombianos y a su confraternización, así como al desencadenamiento de una nueva dinámica social de convivencia, paz y desarrollo”

Durante el gobierno del presidente Belisario Betancur (1982-1986) quien en su discurso de posesión había anunciado su total dedicación a la tarea de la paz, se había logrado el acuerdo de Uribe el 28 de mayo de 1984. Entre los once puntos aceptados en esa ocasión por las FARC y por el gobierno nacional, estaba el cese del fuego que hizo pensar que la paz estaba cerca.

El presidente Virgilio Barco (1986-1990), al tomar posesión del cargo, anunció su respeto por el acuerdo firmado con las FARC y un mes después inicio contactos directos con la Casa Verde, la sede de la dirigencia de las FARC. Entre la presidencia y el comando de la guerrilla se mantuvo un contacto a través del “teléfono rojo”, nombre que se le dio al aparato de radio que permitía la comunicación directa e inmediata. El presidente Barco anunció el 12 de agosto de 1988 su Plan de Paz.

Esas conversaciones generaron una presión que condujo finalmente a los Diálogos de Caracas del 3 de junio de 1991, ya bajo el gobierno del presidente Cesar Gaviria (1990-1994).

Los dos meses previos al acuerdo con las FARC, la Cruz Roja estableció una línea de acción de acercamiento, tanto con la sociedad civil  como con algunos de los integrantes de las FARC. Estos dos meses se iniciaron en septiembre cuando la Cruz Roja organizó un equipo de personas que viajaran a la zona en unos vehículos llamados “difumóviles”, equipados con televisor, VHS, planta de energía, retroproyector, películas, acetatos, etc. Se trabajó durante esos dos meses en una tarea que fue a la vez lúdica y académica.

Así, se  llevaron a cabo 18 talleres.  

Finalmente, en julio de 1998, la Cruz Roja siguió presente, esta vez por solicitud del presidente electo Andrés Pastrana, para que contribuyera en el proceso de conversaciones con las FARC.

EN CONCLUSIÓN

La estrecha colaboración entre la CICR y la Sociedad Nacional, ha sido fundamental para sus trabajos. Pero pese a la importancia internacional de la Institución en el mundo, la autonomía plena de gestión, acción y desarrollo en este período histórico de la guerra civil colombiana, fue ilusoria. Contagiada en cierto punto por la burocratización estatal, miles de acciones y proyectos tuvieron que ser pospuestos o anulados al no ser correlacionados con la participación del Estado. Posiblemente, los diálogos por la paz pudieron haberse desarrollado mucho antes. Las FARC respetan y reconocen el trabajo de la Cruz Roja Internacional. Para ellas, el tema del DIH está inmerso en su proyecto político. Aunque parezca ilógico, algunos de los talleres se hicieron únicamente con guerrilleros de la zona, recreando con ellos el tema del DIH.

Aun así, los ataques terroristas se vieron venir, el robo de ganado, la violencia sexual, el asesinato de rehenes, tortura, reclutamiento de niños… pero el Estado colombiano tampoco fue manso. La violencia sembró miedo y dolor en vez de cultivar afectos. La guerra cambió, y con el Plan Colombia, las fuerzas armadas se fortalecieron. El país que en 1998 pedía diálogos de paz reclamaba 4 años después mano dura contra la guerrilla. Violencia por violencia. Puja de poderes. Riqueza sobre política. Presión de la sociedad, de los partidos políticos, del mundo. Pero por ello son aplaudidas las acciones de ONG, las Sociedades de Socorro, las alianzas humanitarias. En primera instancia, son la morfina de la guerra. Pero a largo plazo ¿cómo avanzar el tratamiento, si la enfermedad late cada vez más fuerte? Curándola de raíz. Y es lo que la CICR hizo, sin descuidar el trabajo en campo de asistencia humanitaria.

En el próximo articulo se detallará el “pos conflicto”, si es que puede titularselo así. Esta vez, con una Cruz Roja fortalecida institucionalmente, plenamente apoyada por la ciudadanía, en una actividad humanitaria de dimensiones que llegan al alma.

 

FUENTES

Sanchez, Gonzalo. (s/f) Bandoleros, gamonales y campesinos. El Ancora, Bogotá. 1985.

Programa de Contribución Humanitaria de la Cruz Roja a la Paz y Reconciliación Nacional. Documento de la Presidencia de la Cruz Roja Colombiana. Edición fotocopiada. Página 3.

Heraldo, E. (s.f.). El Heraldo. Obtenido de Cronologia de los diálogos de paz. Disponible en: https://www.elheraldo.co/sites/default/files/files_infografia/2016/08/25/cronologia-de-los-dialogos-de-paz.jpg

Restrepo, J. D. (s.f.). Cruz Roja Colombiana. La Cruz Roja en la historia de Colombia. 1915 – 2005. Disponible en : http://www.cruzrojacolombiana.org/sies/default/files/historia%20cruz%20roja.pdf

 

Valentina Gauna.

Estudiante de la licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Empresarial Siglo 21. Se desempeña como voluntaria en la Cruz Roja Argentina filial Córdoba, especializándose en el estudio y difusión del Derecho Internacional Humanitario.  

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