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¿Desarrollo industrializado de la periferia?

El debate sobre el desarrollo suele llevarnos al terreno del ya clásico paradigma de la Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI). ¿Pueden realmente los países de la periferia forjarse una industria propia y reforzar sus mercados internos en la búsqueda del desarrollo? ¿Qué nos puede aportar la disciplina de las Relaciones Internacionales?

Cuando se habla sobre el desarrollo de los países del tercer mundo (“subdesarrollados” o “en vías de desarrollo”) surgen muchos y variados argumentos e ideas. Algunos son más actuales, como los que se enfocan en la economía globalizada de hoy en día y el rol que los países no centrales del mundo pueden ocupar en las denominadas cadenas de valor globales. Sin embargo, ante la aparente imposibilidad de compatibilizar dicho esquema con una idea de desarrollo que englobe no sólo crecimiento económico, sino también una mejora sustancial en la calidad de vida de todos los habitantes de un país, vuelve una concepción sobre el desarrollo más clásica (por lo menos en nuestra Latinoamérica): la búsqueda del desarrollo por medio de la industrialización.

Esta idea sobre el desarrollo involucra un plan económico más proteccionista e industrializador de las economías periféricas, que refuerce los mercados internos y aproveche la abundancia de recursos naturales que de hecho son vitales para el funcionamiento de la industria a nivel mundial. Sin intentar realizar un análisis exhaustivo –que ya los hay– a favor o en contra de este concepto, quisiéramos llamar la atención sobre lo que el análisis de las Relaciones Internacionales y de las relaciones de poder globales tiene que decir al respecto.

Un poco de historia

Tanto la teoría como la práctica del desarrollo industrializado en la periferia mundial, sobre todo en América Latina, comenzaron a principios del siglo pasado con la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión como telón de fondo. Hacia mediados del mismo siglo, con otra guerra mundial a cuestas, el modelo industrialista se profundizó a la par del “período dorado” del Estado de Bienestar, pero luego decayó.

Es en este período de tiempo donde se enmarca el pensamiento de Raúl Prebisch y su trabajo, junto al de otros, en la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). Su labor tuvo una gran influencia en la política económica que encaminó a diversos países de la región hacia un incipiente industrialismo. Pero, a su vez, debe remarcarse que fueron varias décadas donde no sólo se dieron las horribles tragedias de las guerras mundiales, sino que también cayeron enormemente los niveles de comercio e inversión internacionales, con los países centrales que redujeron su proyección comercial internacional y dirigieron su atención política a asuntos más urgentes y cercanos.

En dicho contexto de contracción del alcance del capitalismo global con centro en América del Norte y Europa Occidental, en países periféricos de Latinoamérica como Argentina, Chile, Brasil y México se comienzan a experimentar fenómenos –en distintas gradientes y sectores de la economía– de desarrollo de industrias más pesadas y medianas, procesos que, a su vez, fueron apoyados por los diversos aparatos estatales.

Así pues, la historia nos muestra que los procesos desarrollistas enfocados en la industrialización por sustitución de importaciones sólo pudieron darse en contextos internacionales donde el centro mundial se encontraba imposibilitado, tanto política como económicamente, de impedirlos o influenciarlos a su manera, como se dio en los períodos de gran crisis previamente mencionados.

El orden internacional y el capitalismo global

Hemos, pues, rescatado el contexto histórico en el cual despegó el industrialismo desarrollista en la periferia y hemos podido apreciar que este no debió su existencia únicamente a una voluntad política y económica que lo apoyó (tanto en la esfera de lo público como de lo privado), sino también a una particular situación a nivel internacional. Esta situación no se limitó a las restricciones que existieron en el comercio y en las finanzas internacionales: un análisis de las relaciones de poder existentes entre los actores internacionales nos permite observar la importancia que tuvo el hecho de que las potencias centrales no pudieran ejercer al máximo su capacidad de intervención en los procesos político-económicos de los países periféricos.

Esta última observación es un importante aporte desde las Relaciones Internacionales a cualquier teoría sobre el desarrollo económico. Pese a todo, no podemos ignorar que existen múltiples relaciones de poder en nuestro mundo y que estas influyen en los procesos que se dan en favor de determinados intereses.

Es así, pues, que podemos ensayar una primera objeción a la idea del desarrollo mediante un modelo de ISI: la condición periférica de un país no es sólo económica, sino que también es política. Esto implica que un Estado de estas características no puede simplemente, por decisión propia, industrializarse y esperar recibir el mismo trato (“de igual a igual”) que las potencias industriales centrales. Más bien, es de esperarse que reciba fuertes influencias en sentido contrario a su industrialización.

En otras palabras, es el mismo orden internacional el que se opone a un industrialismo fuerte en los Estados periféricos. Las relaciones de poder no son neutrales en el campo económico. Un modelo de ISI conlleva, por ejemplo, crear barreras proteccionistas que disminuyan las cuotas de mercado (y, por lo tanto, las ganancias) que las grandes empresas de capitales centrales tienen en los países periféricos, por no mencionar que su declarado objetivo no es más que crear capitales –de origen nacional– que puedan competir contra estos.

Esto nos lleva al siguiente punto en el que las Relaciones Internacionales pueden aportar a la cuestión: el capitalismo globalizado de hoy en día. Decir que el mundo actual es capitalista va más allá de simplemente afirmar que hay economías de mercado y emprendimientos privados. Aquello es cierto, sí, pero semejante afirmación nos dejaría una imagen del mundo donde percibimos al capitalismo como el orden económico interno que se desarrolla dentro de los Estados, ignorando el peso que tiene en la formación de políticas y en el escenario internacional en general.

Pero ¿de qué manera el hecho de que vivamos en un capitalismo globalizado nos permite objetar los modelos de desarrollo como el que hemos descrito? En primer lugar, el mero hecho de que el sistema sea capitalista quiere decir que un Estado no puede simplemente decidir cómo va a ser su economía: se limitará a asegurar que se desarrolle el juego de los capitales privados de la manera que más les convenga. De más está decir que los capitales más importantes, tanto a nivel nacional como internacional, son los que tendrán más peso en este sistema. Dado que en las economías periféricas los capitales nacionales de mayor importancia son, en general, los ya insertados en el sistema global (como productores primarios o los eslabones más trabajo-intensivos en las cadenas de valor), es comprensible que un modelo estilo ISI parezca tan lejano e improbable, excepto cuando se dan grandes perturbaciones en el sistema internacional, como vimos previamente.

En conclusión

Creo que, como cierre, podemos apreciar que hay espacio en el debate en torno al desarrollo para que las Relaciones Internacionales realicen aportes de importancia. En primer lugar, para que nos permitan esclarecer los motivos por los que la pobreza y el sub-desarrollo persisten; y en segundo lugar, para que nos asistan a la hora  a determinar los métodos que pueden ayudarnos a mejorar la situación, sin ignorar el medio internacionalizado y globalizado en el que vivimos. Hemos visto que las viejas recetas para el desarrollo no pueden funcionar si ignoran las relaciones –tanto económicas como políticas– internacionales. Aún no está todo dicho en la materia, por supuesto, pero quizás sea momento de detenerse y reflexionar sobre qué tipo de desarrollo queremos cuando hablamos sobre él.

 

Bibliografía

Chena, P. I. y Féliz, M. (2006). La crisis recurrente del desarrollo capitalista en la periferia. Una lectura desde Argentina. En Neffa, J.C. y Pérez, P. (coord.), Macroeconomía, mercado de trabajo y grupos vulnerables: desafíos para el diseño de políticas públicas (pp. 15-36). Buenos Aires, Argentina: Centro de Estudios e Investigaciones Laborales.

Ferrer, Aldo. (Agosto 2010). Raúl Prebisch y el dilema del desarrollo en el mundo global. Revista CEPAL 101, 7-15.

Reyes, Giovanni E. (Julio-Diciembre 2001). Principales Teorías sobre el Desarrollo Económico y Social. Nómadas, núm. 4. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=18100408

 

Autor

Agustín Fernández Righi. Finalizando la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Empresarial Siglo 21.

1 de marzo de 2018
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