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Rusia y las Compañías Militares Privadas ¿Empresas independientes o inteligencia militar?

El Cáucaso ha sido un semillero de interesantes sucesos en los últimos 15 años. En el krai de Krasnodar, a orillas del río Kuban, tierra histórica de cosacos de fama centenaria como lo fue Yemelián Pugachev, existe una pequeña localidad rural llamada Molkino. Un poblado minúsculo dentro de la inmensidad geográfica del sur ruso, que sin embargo es la cuna de los contratistas que insertaron oficialmente a la Federación Rusa en el campo de las Compañías Militares Privadas.

Las Fuerzas Especiales rusas en Siria

Con posterioridad a la intervención aérea de la aviación en Siria iniciada en Septiembre-Octubre del año 2015, el despliegue de ingenieros del Ejército ruso destinados al desminado del territorio reconquistado fue acompañado por las incursiones de las Fuerzas Especiales Spetsnaz en operaciones antiterroristas de limpieza y contrainsurgencia en el Levante. Las famosas y misteriosas unidades que llevaron adelante Operación Tormenta-333 en Afganistán durante el año 1979 y se desenvolvieron activamente durante las guerras chechenas de los ‘90s en la caza de líderes rebeldes, ahora operan en Siria dando apoyo al ejército de Al-Assad y desenvolviéndose activamente en la lucha antiterrorista con un profesionalismo afinado con el paso de las décadas.

Los grupos Spetsnaz no sólo realizan operaciones de acción directa y golpe de mano en Siria (actividades propias de todas las Fuerzas Especiales del mundo), sino que una suerte de doctrina similar a la Foreign Internal Defense del Pentágono puede apreciarse en este escenario. Esta doctrina practicada durante mucho tiempo por los Boinas Verdes estadounidenses consiste en luchar contra la insurgencia (o crear la misma) a través de la convivencia del personal militar con la población nativa del teatro de operaciones. Es así cuando el Boina Verde, el SAS, el Spetsnaz o la unidad especial que fuere, se infiltra en las junglas, cordilleras o estepas durante meses transformándose en fedayin, en muyahidín, en tagalo o en chindit. Asimila las costumbres, culturas, dialectos, hábitos y tradiciones del lugar para, desde ellas, poder operar sobre el sustrato social como plataforma de los esfuerzos de la guerra de contrainsurgencia.

Integración y adoctrinamiento

Ganar a la población transformándose en la población, para luego adiestrarla en el uso de armas específicas, como el TOW antitanque o el Stinger antiaéreo por ejemplo. Es común ver fotografías desclasificadas de Boinas Verdes en barbas largas y pañuelos autóctonos cabalgando a la par de los jinetes afganos. El proceso de transformar una población nativa en una fuerza militar de combate efectiva es un lento trabajo de inserción y asimilación cultural.

Los rusos han demostrado dar sus primeros pasos en esta modalidad de guerra con la formación de batallones Spetsnaz conformados en su totalidad por chechenos e ingushetios, es decir, musulmanes del sur ruso que compartan con los sirios una misma base cultural en torno a una religión común para desenvolverse cómodamente en las operaciones. Lenguaje común, tradición común, cuerpo común.

Lo novedoso, el “sector privado”

Pero lo interesante del papel militar de Rusia en Siria no se queda solamente en el campo de los ajustes en los aviones y en cuestiones navales, ni en las operaciones híbridas realizadas por las Fuerzas Especiales Spetsnaz, sino que en los últimos años el gigante eslavo ha incursionado en un campo que hasta ahora le había sido relativamente ajeno: el de las Compañías Militares Privadas.

Dimitri Utkin es un ex miembro del servicio de inteligencia militar ruso GRU (no confundir con el FSB, servicio de inteligencia del Estado, sucesor del KGB) que fundó una compañía llamada Wagner, cuya sede y campo de entrenamiento se sitúa en el mencionado campo de Molkino. Las diferencias entre el GRU y la Inteligencia Estatal fueron bien descritas por Peter Deriabin, ex oficial del KGB, en su libro conjuntamente escrito con Frank Gibney:

“Aunque la GRU concentra sus esfuerzos en la inteligencia militar más que en la política, su organización y el alcance y designio de operaciones en países extranjeros igualan con aproximada exactitud a los de la Seguridad Estatal ” (Deriabin y Gibney: 1962)

La misma compañía tiene la característica de contar con el apoyo del Kremlin, tal vez de algún organismo de inteligencia del amplio abanico de la comunidad secreta-estatal de Rusia, como puede ser el GRU y su permanente esfuerzo por infiltrarse en escenarios de interés para las Fuerzas Armadas rusas.

El Kremlin: pilar fundamental

Este apoyo hace de la compañía algo que le posibilita existir y operar, pues la actividad militar privada no está permitida por legislación en Rusia a diferencia de los EEUU o el Reino Unido, donde empresas como Academi (ex Blackwater) no poseen ningún lazo público más allá de los contratos firmados con los gobiernos en calidad de clientes. Wagner en cambio, cuyos contratistas al parecer han sido vistos en acción en Siria, posee un apoyo importante del aparato estatal ruso poniendo en dudas hasta qué punto es una empresa privada o una extensión hacia el campo militar-empresarial de la comunidad de inteligencia rusa.

El simple hecho de que existan compañías militares ajenas a las Fuerzas Armadas y a las Fuerzas de Seguridad en un país donde el poder armado por fuera de las entidades públicas está prohibido, pone en tela de misterio la verdadera naturaleza de Wagner ¿Es esta una contratista privada, o es una extensión del GRU? Al parecer, su personal activo proviene del mundo eslavo y la gran mayoría de ellos posee experiencia de combate en las regiones ucranianas de Donetsk-Lugansk. También son remanentes de los Slavonic Corps, unidades de voluntarios comandados por Utkin y que combatieron bajo su mando en Siria durante el 2013, dos años antes de la intervención oficial de Rusia en el conflicto.

Esto nos permite dar cuenta de la presencia activa del GRU en Siria, mucho antes de la decisión del Kremlin de actuar en dicho país. Tendría sentido desde una visión estratégica, pues el éxito de la inteligencia consiste precisamente en la anticipación permanente en la obtención de información.

¿Empresa privada o rostro empresarial del GRU?

Ilya Dzhirkvelov, escritor georgiano que se desempeñó en la cúpula de oficiales del KGB, comenta como el GRU utiliza “tapaderas” (el término es suyo) para encubrir sus actividades en el extranjero. El mencionado ex oficial describe las maniobras de espionaje en África y Oriente Medio realizadas por inteligencia militar actuando tras montajes, una modalidad propia de los servicios de inteligencia. Dicho modus operandi consiste en montar una estructura como cara visible de un objetivo que se mantiene tabicado. Esta “fachada” puede ser una sociedad de beneficencia, una ONG, una agencia de prensa, o ¿porque no? una compañía militar privada que brinde servicios en áreas de interés para un Estado.

La aparición de Wagner en escenarios de gran importancia geopolítica como el sirio, pone en tela de juicio el fin y naturaleza de la actividad contratista rusa. ¿Realmente estamos presenciando a una auténtica empresa privada con fines de lucro en la prestación de servicios de seguridad y defensa? ¿o esta empresa, proveniente de un país donde la actividad mercenaria está prohibida, es una extensión de las agencias de información rusas?

Hasta ahora, Wagner es una compañía que está cubierta por un halo de misterio.

Bibliografía:

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